La pandemia que estamos viviendo con el COVID-19 este año 2020 ha sido una experiencia que para nuestra generación no habíamos experimentado jamás. Esta experiencia ha impactado nuestra vida de una forma brusca. Lo que no sabemos es cuánto de esta “nueva normalidad” ha llegado para quedarse en nuestras vidas más allá de esta situación sanitaria.
Más allá del impacto en nuestra vida social, laboral, familiar, etc. ¿qué prácticas quedarán con nosotros durante los próximos años?
Probablemente has reflexionado también sobre este tema y cómo impactará en tu vida diaria una vez que “esto pase”. Personalmente creo que habrán algunas cosas que nos acompañarán en el futuro luego de esta experiencia, y que quisiera compartir contigo en este pequeño post.
Una primera cosa que creo que nos acompañará de acá en adelante, es la idea de que la educación a distancia es algo de mala calidad o de menor calidad que la educación formal. Si bien muchos han experimentados dificultades de aprendizaje en la implementación de este sistema, esto se debe a la falta de preparación de las instituciones, docentes, estudiantes, padres, etc. Pero me pregunta, ¿nunca asististe a una clase presencial realmente mala? seguramente sí, porque la habilidad de poder transmitir y generar aprendizaje va más allá del medio por el cuál este se transmite. Pero sin duda que la educación a distancia, luego de esto, aumentará aún más su crecimiento, mejora y potenciación a todos los niveles de la educación. Querer volver atrás, me parece, que es un gran error más sustentado en las creencias limitantes y el temor al cambio, que en la evidencia de esta transformación.
Por otra parte, el teletrabajo, que ya venía creciendo en todo el mundo, ahora lo hará con más fuerza. Una de las cosas que generan las crisis, a todo nivel, es que nos obligan a ser creativos y poder buscar las optimizaciones que nos ayuden a sobrevivir. Quienes no lo hagan verán sus puestos de trabajo reducidos o empresas quebradas. Estoy convencido que muchas organizaciones aprenderán que un número importante de sus funciones (en algunos casos todas) pueden ser realizadas de forma remota, disminuyendo costos y optimizando las oportunidades laborales. El teletrabajo llegó para quedarse y convertirse en una forma creciente de hacer empresas, equipos, trabajo y productividad con flexibilidad, que claramente requiere de las personas desarrollar nuevas competencias como la autonomía, gestión del tiempo, entre otras.
Finalmente, solo por mencionar estas tres, la manera en que las personas nos vinculamos seguramente van a cambiar también. La higiene de manos, uso del alcohol gel, la distancia física, o el uso de protección facial, quedarán con nosotros probablemente por un largo rato. Seguramente, cada invierno lo volveremos a ver ya sea por este virus u otros, generando una situación de mayor consciencia en la prevención de contagios.
¿Qué otras dimensiones de la vida se verán impactadas? ¿disminuirán los centros de comercio por una vida más e-commerce? ¿se generarán nuevas formas de encuentro social a distancia? ¿cambiará el diseño de las viviendas que se construyan en los próximos años para poder contar con espacios adecuados de trabajo dentro de departamentos y casas?, todo esto lo dirá el tiempo, sin embargo, y en opinión personal, hay muchos cambios que han llegado para quedarse, y ahora nos queda a cada uno el desafío de aprender, adaptarnos y ser parte de la construcción de esta nueva normalidad, para que sea mejor que la anterior y nos permita un mayor cuidado del medio ambiente, de nosotros mismos y de la manera en que nos relacionamos.