Las emociones nos acompañan cada día de nuestras vidas y juegan un rol fundamental en la manera en que vamos construyendo nuestras experiencias, influyen en nuestras decisiones, las relaciones que sostenemos con otras personas y el comportamiento que desplegamos día a día.
Aunque no nos demos cuenta, en cada instante del día estamos experimentando alguna emoción, y tener la capacidad de reconocerlas es el primer paso para desarrollar esto que llamamos inteligencia emocional.
Pero ¿Qué es realmente la inteligencia emocional? Este término se relaciona a la capacidad de utilizar nuestras emociones y nuestra capacidad de razonamiento, de forma conjunta, poniéndola al servicio de un objetivo.
Esto quiere decir que ser más inteligente con las emociones no es realmente ser más sensible, ni tampoco actuar movido puramente por la emoción, sino que decimos que alguien es inteligente con sus emociones cuando es capaz de reconocer y usar sus emociones como una fuente de información importante y de energía para el comportamiento, poniendo toda esta energía al servicio.
La inteligencia emocional es una habilidad clave en la construcción de un mayor bienestar personal y social en la vida de las personas. Dicho de forma sencilla, es la capacidad de utilizar de forma conjunta, la razón y la emoción, para conseguir resultados más plenos y efectivos. Es la capacidad que tenemos los seres humanos de lo que la persona puede lograr.
Para construir las habilidades que nos ayuden a ser mejores en este ámbito es fundamental trabajar el auto-conocimiento, ya que ahí radica el primer nivel de desarrollo en esta materia. Necesitamos ser conscientes de lo que sentimos en el momento en que lo estamos experimentando, y lograrlo requiere poder identificar emociones, tener vocabulario emocional para poder llamarlas y distinguirlas unas de otras, y reconocer cuáles son los elementos que hacen que una emoción surja en nosotros.
Luego vendrá el desafío de regular nuestras propias emociones, que lo podríamos traducir en la capacidad de elegir qué hacer con ellas, en vez de reaccionar fruto de nuestra emoción. En la medida que seamos capaces de canalizarla entonces podremos ser más efectivos en muchos ámbitos de nuestra vida, dejando de ser “gobernados” por lo que estamos sintiendo en un momento dado, para poder utilizar nuestros estados emocionales como un medio de transporte para ir donde realmente queramos.
De esta forma, cuando las personas pensamos en potenciar nuestro bienestar personal, mejorar la calidad de vida, tener relaciones interpersonales más satisfactorias o lograr ser más asertivos y efectivos en el logro de nuestras metas, tenemos que pensar en desarrollar la inteligencia emocional, es por esa razón que esta rama del conocimiento y desarrollo humano ha crecido, y seguirá creciendo, en todo el mundo, porque finalmente, los seres humanos nos hemos dado cuenta del enorme poder que encierran las emociones que viven en nosotros.
Este camino, como todo gran viaje, inicia con un simple paso. Por eso te invito a que puedas indagar y aprender más sobre esta poderosa línea de potenciación humana con base en nuestras propias emociones.