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La mejor respuesta es dar

Esta mañana mientras jugaba con mi hijo y sentía el aroma propia del sur de Chile, pensaba sobre cuál es la mejor forma de responder frente a la adversidad. Son tantas las situaciones que nos toca enfrentar en la vida y muchas veces no sabemos la mejor forma de responder.
 
Esta situación también nos ocurre frente a las experiencias positivas, de hecho, a mucha gente le cuesta saber cómo agradecer o generar relaciones de reciprocidad con aquellos que nos hacen tanto bien o nos entregan sus muestras de afecto. Si nos cuesta con las cosas buenas, esto se ve muchas veces multiplicado frente a las experiencias negativas.
 
Hace unos días se cumplieron 5 meses de la estafa realizada por mi ex-pareja y su amante. Van más de 20 millones de pesos robados y la suma crece cada mes. Mi hijo ha tenido que tolerar que no lo llamen ni visiten, ya que ella (que se dedica a “inspirar” mujeres y “enseñar” a emprendedoras) pide un bien raíz para cumplir con sus responsabilidades mínimas de madre. Son muchas las situaciones que podría mencionar sobre cómo tanta bajeza y miseria pueden encontrar domicilio en un solo ser humano, pero he estado abocado a otra cosa. El haber quedado con el cuidado legal de mi hijo me ha puesto con el gran compromiso de ser cada día mejor, porque estoy convencido que la mejor forma de educar es con el ejemplo. Ser coherente e íntegro es algo que los niños ven y finalmente registran de la misma forma en que versa el famoso dicho: “tus acciones no me dejan oír tus palabras”.
 
Ha sido en ese proceso que esta mañana volví a pensar cuál es la mejor forma de responder a la maldad, la mentira, el robo, la sin vergüenzura, el adulterio, la estafa y tantas cosas que podemos ver en nuestra vida, algunas veces de las personas más cercanas a nuestro día a día. Da rabia e impotencia, ver cuando quien te daña se mofa, usa tu trabajo para llevarse todo a la casa (la cual también es de uno), o simplemente se hace el loco para así ganar tiempo y seguir sacando de lo ajeno. ¿Qué es lo justo? ¿Hasta dónde uno debería responder o actuar? No es sencilla la respuesta, menos bajo el efecto de las emociones.
 
Precisamente, porque no es fácil creo que la mejor respuesta es dar. Aunque no soy de las personas que se sienta cómoda con la idea de “poner la otra mejilla”, la verdad que quien daña con tanta bajeza lo hace en el fondo porque nada tiene, porque es pobre de todo y es en tanta miseria donde radica su comportamiento.
 
Esta semana recibí un mensaje por Instagram de una persona que me decía: “Cada vez que veo tus publicaciones me lleno de alegría al ver cómo Dios te ha prosperado… sólo podemos dar lo que tenemos, y tú tienes mucho que entregar. Un abrazo amigo, espero sigas creciendo en todo aspecto (familia, laboral, etc) éxito!”
 
Comparto las palabras enviadas por Claudio Cisterna, viejo amigo del colegio, y vuelvo a la convicción que uno da lo que tiene, y por eso la mejor respuesta es dar y ocuparse de dar cosas buenas. Es por ello que he comenzado a compartir más contenido gratuito, a regalar instancias de encuentro y conversación con muchas personas que también están en sus propias búsquedas; me he abierto a más encuentros, y he escrito más, grabado más material para compartir, y quiero seguir dando, porque sin importar el contexto o lo bien o mal que la estemos pasando, la mejor respuesta siempre es dar.