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El futuro en tus manos

Es cierto que no todas las cosas dependen de nosotros, que muchas veces lo que entendemos por “realidad” supera nuestros deseos y se impone, torciendo nuestros anhelos y generando resultados diferentes. 

Muchas veces, son estas experiencias y las frustraciones que genera, lo que nos ha llevado a sentir y creer que el futuro depende de otras personas, entidades o factores. A ratos pareciera ser que las personas estamos como las hojas cuando sopla el viento, con el oculto anhelo de que éste no nos lleve en el destino indeseado. 

Sin embargo, esto no es verdad. Una de las cualidades propias de los seres humanos es nuestra capacidad creativa. No solo podemos soñar cosas nuevas, crear expresiones de arte, manifestar nuestros anhelos en forma física y metarial, sin también, somos capaces de crear nuestras condiciones, cambiar nuestras habilidades, moldear nuestro carácter y avanzar hacia aquello que realmente anhelamos. 

Obvio que no es instantaneo, que no basta con decir “décretalo”, sino que requiere trabajo, principalmente en las dimensiones más internas e invisibles de nuestro ser, pero que marcan a la persona que somos y a la que podemos llegar a ser. 

Creo, personalmente, que es el mejor momento de dejarnos de queja, de excusas y de culpar al resto, para gobernar nuestros propios destinos, jugar nuestras cartas y apostar a nuestras causas. Seguro que en ese camino nos encontraremos con otras personas que también van en esa dirección, y con quienes podremos hacer equipo y compartir la ruta. Pero no podemos quedarnos esperando que pase algo que queremos pero por lo cual no trabajamos. 

Es importante reinvindicar nuestra capacidad creativa y usarla de forma consciente y deliberada. Es la hora.

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La necesidad de atrevernos a crear el futuro

Nadie que esté en su sano juicio o, al menos, medianamente informado de los pasos que toma día a día nuestro planeta, se atrevería a negar la forma que toma el cambio por estos tiempos. 

Han cambiado las maneras de comunicarnos, de gobernar, de producir, de aprender y enseñar. Cambio lo que entendemos por “valor”, “bienestar” o “felicidad”, y estoy seguro que todo esto (y todo lo demás) seguirá cambiando con los años. 

No obstante esta realidad tan clara, aún seguimos, en muchos aspectos de la vida, “tocando la misma tecla” y repitiendo las recetas antiguas. Es cierto que algunas de esas recetas siguen funcionando, pero también es cierto que muchas personas y organizaciones prefieren hundirse con lo conocido que crear un mejor futuro dando un paso hacia el abismo de lo incierto. 

Creo que no es realmente importante lo que estemos haciendo en la actualidad o lo que pensemos hacer mañana. Sea lo que sea debieramos estar abocados a aprender y cambiar, no solo con este llamado de atención constante que recibimos, que nos dicen que debemos adaptarnos para poder avanzar, sobrevivir y lograr lo que queremos (cosa que estoy de acuerdo). Sino que ir más allá, y en vez de adaptarnos tanto al mundo actual, ponernos ya a construir el mundo que vendrá.

Da igual si hablamos de nuestra próxima versión personal, moldear nuestro caracter o cambiar nuestro cuerpo, modificar los hábitos que dan vida a nuestras rutinas o modificar la vista que tenemos por nuestra ventana. Tanto a nivel personal como al interior de los equipos de trabajo y las organizaciones de todos los tamaños, se vuelve crucial destinar parte de nuestro tiempo y recursos (siempre escasos cuando tenemos hambre de cambio) para dedicarnos decididamente a la ardua tarea de crear lo que no existe.

Cuando digo crear lo que no existe, no me refiero a tener que inventar algo realmente único y nunca antes visto, muchas veces basta con crear algo que otros ya hicieron, pero ponernos al servicio de nuestra realidad directa y cotidiana, y desde esa perspectiva totalmente nuevo para nuestra vida. 

¿Qué necesitas aprender hoy para crear una vida, una empresa, un trabajo diferente en los próximos meses y años? ¿con quiénes necesitas relacionarte para que eso ocurra de mejor forma? ¿qué hábitos deberías tener para lograr ese acto creativo con el potencial de cambiarlo todo para ti?

La respuesta que encuentres, puede que sea el momento de ponerte manos a la obra, o mejor dicho: cabeza y corazón a la obra, para que puedas crear el futuro en vez de quedarte esperando atentamente la siguiente transformación que te sacudidará de tu asiento hasta obligarte a adaptarte nuevamente. 

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Mirada hacia el futuro

Una de las cosas que tenemos los seres humanos es nuestra capacidad de crear mundos nuevos, imaginar aquello que aún no existe y luego convertirlo en algo real y tangible. Es esta capacidad reflexiva, creativa; es este engranaje milagroso que puede formar ideas y éstas guiar nuestro comportamiento hasta que verlas reflejadas más allá de nuestros sueños e incluso cambiar la vida de quienes nos rodean. 

No cabe duda que hemos sido capaces de cambiar el mundo como especie, que hemos encontrado las formas de concretar casi todo lo que antes parecía solo utopía. Por cierto que esta capacidad creativa no siempre ha traído los mejores resultados, es cosa de ver el daño ecológico, el calentamiento global, las propias tiranías políticas, las guerras y la sangre derramada. 

Todo esto hace necesario, a mi juicio, no solo usar nuestra capacidad creativa, sino que tener una mirada hacia el futuro que ayude a guiar dicha capacidad, tanto para crear aquello que traerá beneficios, tanto en lo personal como en lo colectivo; así como para construir un proyecto de vida que nos haga sentido y respete la individualidad que cada quien posee, sin dañar a otros para poder conseguirlo.

Personalmente creo que, independiente del contexto, es importante que tengamos opciones en nuestro horizonte. Nada roba más autonomía personal que el hecho de no tener alternativas para elegir y actuar. 

Ahora bien, miremos el mundo actual, el nivel de incertidumbre, el cambio, la pandemia, economías golpeadas, una ola populista a nivel político y social en gran parte del mundo, la postverdad, la fuerte transformación de la forma de vivir y trabajar, etc. Cuando levantamos la mirada seguramente vemos oportunidades pero también riesgos, como todo en la vida, que tiene sus pros y contras. Dentro de ese contexto me pregunto si estás levantando la mirada hacia el futuro y poniendo sobre la mesa las opciones, escenarios y cómo estos pueden abrir nuevos horizontes que tal vez cambien nuestro rumbo pero nos ayuden a garantizar aquello que estoy convencido la mayoría de las personas deseamos: poder crecer, desarrollarnos y compartir en paz con aquellas personas que más amamos.