Hoy se celebra el día del padre. De muchas formas ha sido históricamente un día menos festejado que otros, sin embargo, creo que tenemos la oportunidad de darle un significado especial, no solo al día en cuestión, sino al vínculo que da pie a la conmemoración.
Sabemos que existen muchos tipos de familia, así como cada una de ellas tiene su propio estilo de crianza, valores, formas de relacionarse, etc. Sin embargo, el rol del padre (y de la madre) tienen un espacio tan importante en la forma en que nos construimos como personas. La psicología y, con especial agudeza, el psicoanálisis han estudiado, reflexionado y escrito tanto del impacto que tienen nuestros padres en la persona que somos, en nuestros gustos, frustraciones, creencias, misión de vida y tantas otras cosas, que de forma inconsciente nos acompañan hoy y, con certeza, nos seguirán también mañana.
Es por eso que ser padres no es solo haber sido parte del nacimiento de una nueva persona, sino que ser formadores de alguien que construirá vínculos, creará historias propias, abrirá (o cerrará) caminos y millones de opciones tan inciertas como probables.
Personalmente, como padre enamorado de esa posibilidad de amar de tal manera, me he convencido que no hay tanto que decir a los hijos, sino más bien mostrar. Pero no un mostrar de pizarrón o de discursos, sino de encarnar aquello que uno anhela que ellos logren y aprendan. Verdaderamente creo que nuestra verdadera conmemoración del “día del padre” está en el tiempo, que no es un día, y quizás tampoco es (al menos completamente) hoy, más bien estará puesto en los seres humanos que hemos contribuido a que se formen ¿cómo enfrentarán la vida? ¿cómo tratarán al resto? ¿serán autónomos o dependientes? ¿quejumbrosos o agradecidos? ¿constructivos o destructivos? ¿amorosos o tóxicos? ¿sinceros o mentirosos? ¿temerosos o valientes?.
Les podemos decir mil cosas, dar grandes discursos, señalar una y otra vez los “recetarios del éxito”, pero si ellos no lo ven en nosotros de nada valdrá. Es por eso que creo que el mejor regalo para este día, es que nosotros mismos, los padres, nos regalemos una “gift card” para nuestro crecimiento personal, para ser mejores personas, más conscientes, más honestas, más amables, que potenciemos nuestra capacidad de crear, aportar al resto, actuar de forma correcta incluso cuando parece salir más caro de la cuenta, que podamos usar nuestro regalo para mejorar nuestros hábitos, corregir las falencias, reconocer las limitantes y no conformarnos con “lo que hay”, para que nuestros pequeños vean que siempre es posible que las cosas sean mejor.
En este día del padre, te lo digo como un “colega” papá, estamos invitados a regalarnos nosotros un viaje que nos transforme de forma genuina, no que cambie accesorios por fuera de la piel, sino que logre verdaderamente volvernos tan irreconocibles que nuestros hijos sepan, no porque lo dijimos, sino porque se los mostramos día a día, que ellos (nuestros hijos) valen tanto y tienen tantos talentos en su interior, que pueden llegar donde quieran, que solo necesitan saber lo que realmente son, para luego ponerse manos a la obra, porque toda obra de arte toma tiempo, y todo artista recorre su propio camino, para poder ir conquistando este camino de amor y entrega, donde también podremos honrar la memoria del padre que tuvimos y del que podemos ser.