Esta semana he tenido posibilidad de conversar con mucha gente, sobre historia, memoria, propósito, búsqueda de metas personales y profesionales. Ha sido una semana repleta de reflexiones y me ha llamado la atención como de forma transversal las personas buscamos enfocar nuestra mente y esfuerzo en “lo importante”, sin embargo nos cuesta tanto tener claridad sobre lo que verdaderamente importa, por lo que nos solemos perder de foco y terminar poniendo mucho esfuerzo en cosas que finalmente no nos brindan las satisfacciones que queríamos obtener.
Entonces, ¿qué nos pasa?, personalmente creo que existen muchos factores que nos distraen y sacan del foco, desde las presiones sociales, los mensajes familiares, la comparación con “el vecino”, una cultura que nos dice qué es lo deseable y qué no. Por todo ello, se vuelve complejo avanzar sin desviar la mirada y disiparnos entre tanto estímulo y distracción.
Pero ¿cómo saber qué es lo verdaderamente importante?, es cierto que eso depende de muchas cosas, las creencias, el contexto, el momento de la vida, las prioridades, las experiencias previas, finalmente es algo tan personal. Sin embargo, es posible encontrar ciertas cosas en común como por ejemplo que aquellas personas que corren por obtener cosas externas que no se ligan con su propósito o trascendencia terminan sintiendo mayor vacío que quienes entregan sus energías a proyectos más “nobles”. Asimismo ocurre con los temas afectivos. Quienes priorizan los logros personales o materiales, y relegan a una categoría menor las relaciones familiares, afectivas y contributivas (es decir, de entrega a los demás), suelen perderse con mayor facilidad.
Por lo anterior, parece que cuando queremos buscar lo importante debemos buscar no solo en nuestro interior, sino también en nuestros seres amados, la familia, los hijos, los amigos. Buscar que más allá de cuanto gano en lo material o cómo se ve mi vida en los social, realizar acciones que sean para el beneficios de los demás, también nos llena de sentido y le da propósito a nuestros esfuerzos, mejorando la satisfacción personal, la felicidad y el crecimiento personal.
Derechamente no podemos pretender que todo sea para nosotros, ni buscar el “éxito” puesto en las cosas, al menos no es el mejor camino si queremos sentir paz, encontrar tranquilidad en nuestros corazón. Por eso, cambiar hace bien, detenernos y volver a calibrar el foco de nuestra mente, nuestras emociones y también elegir de mejor forma dónde y con quiénes ponemos nuestro tiempo, talentos y energía, de una manera que realmente pueda marcar la diferencia en nuestras vidas. Por ello, tómate un momento para pensar bien lo que estás haciendo con lo que tienes, porque quizás sea el momento de buscar lo verdaderamente importante.