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Ser más inteligentes emocionalmente

La inteligencia emocional es un tema fundamental en nuestro desarrollo personal y, desde ahí, en todas las áreas de nuestra vida. Son innumerables los estudios que muestran cómo a mayor nivel de inteligencia emocional mejor nos resultan las cosas en la vida. Somos capaces de tener mejores relaciones, resolver mejor las situaciones que surgen en nuestra vida, tomar decisiones asertivas, sentirnos más plenos, entre otras muchas cosas que nos brinda estar más conscientes y conectados con lo que nos pasa, poniendo esta información al servicio de nuestras ideas y acciones.
 
Son tres elementos básicos que debemos considerar cuando hablamos de inteligencia emocional: lo que pensamos, lo que sentimos y lo que hacemos. Muchas veces las personas tenemos cierta claridad sobre lo que pensamos en relación a una situación, una persona o algo que tengamos en mente, podemos identificar quizás que nos parece que algo es fácil o difícil, que una persona es amable o conflictiva, etc. Ser conscientes de lo que pensamos de las cosas nos ayuda también a poder reconocer aquellas ideas que movilizan, motivan o crean ciertos estados emocionales y de acción.
 
Como segundo factor tenemos aquello que sentimos. Las emociones que se generan en nosotros a partir de algunas experiencias o situaciones, lo que sentimos al ver una película, encontrarnos con un ser querido o tener una conversación difícil. Lo que sentimos sobre nuestro desempeño laboral, las decisiones de nuestra vida o la forma en que estamos enfrentando los desafíos actuales. Todas las experiencias nos hacen sentir cosas, sin embargo, no siempre somos conscientes de lo que sentimos, o logramos reconocer esos sentimientos para usarlos como una información valiosa en nuestro día a día. En la medida que seamos capaces de reconocer más matices y dimensiones de las emociones, entonces tendremos mayor repertorio para poder ser más inteligentes en esta dimensión, más conscientes y empáticos, y así pasar al siguiente paso.
 
Finalmente, las acciones son muy importantes. Nuestro comportamiento es lo que nos trae los resultados que obtenemos en la vida. Si no te gusta lo que has obtenido o estás recibiendo en un contexto en particular, entonces revisa tu comportamiento y encontrarás gran parte de lo que explica tus resultados. Cuando nuestro repertorio de pensamiento y emoción la expresamos de forma reducida en comportamiento poco asertivos, entonces obtenemos malos resultados.
 
Así, tener mayor inteligencia emocional significa ser capaz de reconocer nuestros pensamientos y emociones, usándolas en nuestros comportamientos de forma más amplia y apropiada, para así lograr mejores resultados en nuestras relaciones, proyectos, resolución de conflictos, etc. No es controlar nuestras emociones, si que la posibilidad de poder gestionarlas y usarlas como un insumo para la vida diaria.
 
El desafío de ser cada día más inteligente emocionalmente es algo que deberíamos todos tomarlo muy en serio para así lograr una vida más feliz, la capacidad de tomar mejores decisiones y contar con las herramientas internas que nos permitan avanzar a una vida con más sentido, satisfacción e integridad. ¿Aceptas el desafío?
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