El crecimiento no es solo un viaje personal marcado por nuestra capacidad de soñar nuevos desafíos y movilizar nuestras capacidad hacia ellos, sino también es una cuestión de entornos que hacen más o menos favorables la ocurrencia de nuestros anhelos.
Con esto no quiero decir que todo es el medio, pues personalmente no lo creo así, pero sí me parece que sería un error pensar que todo es motivación y ponerle mentalidad positiva, pues incluso aunque cada persona tuviera esta capacidad muy presente en sí misma, hay lugares más fértiles que otros para que pasen ciertas cosas.
De la misma forma que en la naturaleza no todo crece en cualquier parte, impactando el clima, las horas de luz y sombra, la cantidad de agua, etc, lo mismo pasa con nosotros los seres humanos. Las relaciones que construimos, la conversaciones que rodean nuestros días, las redes de contacto que cultivamos, los conocimientos a los que podemos vernos expuestos y aprender de ellos, etc, todo esto nos va haciendo quienes somos y va haciendo más o menos probable que ocurran ciertas cosas.
Esto nos lleva a la importancia de elegir bien nuestros entornos, de todo tipo: emocional, relacional, cognitivo, de hábitos. Ya que todo esto irá moldeando lo que haremos y en quienes nos convertiremos, y por consiguiente los resultados que seremos capaces de alcanzar para nosotros y quienes nos rodean.
Así, la importancia del entorno en el crecimiento se vuelve un factor de decisiones trascendentes, aunque aparentemente casuales o circunstanciales, pero que en realidad están en aquellas cosas que decimos hacer, con quienes decimos juntarnos, lo que queremos leer, lo que dejamos de aprender o los hábitos que adoptamos instalar (conscientes o inconscientes de ellos).
Al igual que las personas, los entornos también son dinámicos, nada se queda quieto en este mundo al parecer; por lo que entender que el resto cambia, que el contexto se transforma y que dichas modificaciones tendrán también un impacto en nuestra propia ruta personal, es algo que, me parece, debemos estar atentos y leyendo para poder reconocer cuándo el entorno del que somos parte ha cumplido un ciclo y es momento de levantar la mirada y buscar nuevos contextos que conversen de mejor forma con aquello que deseamos hacer de nosotros en esta vida que pasa rápido y, que hasta donde sabemos, tenemos solo una.
¿Es tu contexto actual el ideal para los proyectos que tienes para ti? ¿son tus relaciones, conversaciones y actividades las que traerán aquellos proyectos que anhelas en tu vida? es probable que la respuesta no sea tan rotunda y que sea necesario revisar con más detalle para encontrar aquello que se queda y aquello que ha llegado el momento de dejar, al igual que cuando se hace un orden y limpieza en tu bodega o closet, pero esta vez aplicándolo a aquellos elementos fuera de ti que permean y que terminan influyendo de forma relevante en tu propio presente y futuro, no por mero capricho, sino por la importancia que tiene en el entorno en el crecimiento en ti y en quienes más amas.