El trabajo en equipo es algo que se viene conversando y capacitando hace muchísimo tiempo al interior de las organizaciones.
Sabemos que los equipos son vitales para poder conseguir mejores resultados y que las metas se puedan cumplir de forma sostenida. No obstante, aún seguimos buscando nuevas formas de poder abordar el desafío gigante que significa construir equipos y que éstos funcionen bien, o mejor aún, logren ser de alto desempeño.
Entonces, cabe señalar que, aunque sabemos el valor de los equipos de trabajo para las organizaciones, lo que seguimos sin saber de forma clara es como conseguir que un grupo de personas logren ser un equipo que funcione bien sostenidamente.
Hay quienes creen que el foco está en el talento, su capacidad de atraer y retener esta cualidad sobresaliente que parecen tener algunas personas.
Si bien estos enfoques no se contraponen, talento individual y equipos, lo cierto es que cuando queremos construir grandes proyectos o hacer que nuestras ideas puedan llegar más lejas y obtener un mejor impacto, hacerlo solitariamente será el camino más riesgoso para que podamos conquistar ese gran sueño.
Así, llegamos una y otra vez al valor enorme que tienen los equipos de trabajo como motor del cambio, el logro y la concreción de esas ideas que inspiran a algunos pero que sin el trabajo diario de muchos, se quedan simplemente en hermosos sueños inconclusos.
Los equipos requieren compartir algunas cosas para que podamos considerarlos como tal, como por ejemplo tener metas comunes, moverse por valores mínimos comunes y alinearse en aquellos procesos que permitan trabajar los unos con los otros. Construir estos elementos básicos es responsabilidad de la organización y sus liderazgos para que podamos, sobre ello, ir trabajando en la generosidad de poder pensar en el aporte particular en la lógica colectiva.
Esta cultura generosa de trabajar en un “nosotros” y alejarnos de “mi propia agenda”, es algo que a diferencia de lo que muchos pueden pensar, hace la diferencia en el plan de carrera individual. ¿cómo?… tal cual, ser capaces de disponernos abiertamente a contribuir en el colectivo brindará mejores efectos individuales que cuando solo nos enfocamos en nuestros únicos intereses.
El valor de los equipos inicia en el valor individual que cada uno de nosotros puede construir en su interior y compartir en los espacios de encuentro con las demás personas.
¿Cómo aportarás desde lo individual a la construcción de nuevos o mejores equipos? esa respuesta cada uno de nosotros la tenemos a la mano y depende de que demos el paso de pensar más allá de nuestra propia silla.