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Cuidado con el miedo

Es tan fácil como ingresar a redes sociales o prender la televisión para asistir al gran show del miedo. En nombre de la información y la tan manoseada libre expresión se ha justificado cualquier cosa, y en esta ocasión no es diferente.

Presentar un morbo constante entre muertos, contagiados, opinólogos (desde la opinión del vecino, hasta las autoridades más diversas), nos tiene inmerso en una situación que debemos mirar con detención, si queremos dejar este trance hipnótico que tal vez nos lleve a un lugar peor que el propio mal que se quiere combatir.


¿Qué hacemos los seres humanos cuando somos capturados por las emociones del miedo y la incertidumbre? nuestro cerebro tiene una respuesta sencilla frente a estos estados. En primer lugar, debemos recordar que nuestro cerebro está hecho para sobrevivir, no para ser “feliz” ni menos para comportarse de forma “inteligente” o “civilizada”. Por otra parte, nuestra mente no distingue verdad de mentira (por eso a los que conocen del arte de mentir les funciona bien), sino solo responde a sus propias representaciones del mundo que le rodea (tanto interno como externo). De esta forma, cuando sentimos incertidumbre buscamos fervientemente abrazarnos a algo que nos de certeza, ya sea en nosotros, en otros o en fuerzas sobrenaturales que nos puedan hacer sentir que tenemos una explicación a lo que ocurre.


De similar manera, nuestras emociones de miedo nos llevan a tres estados muy primitivos (por mucho que a ratos queramos convencernos que somos muy racionales), a saber, atacar, huir o paralizarnos. Estas tres reacciones básicas las podemos ver en la actualidad con cierta facilidad.
Están quienes se encuentran paralizados sin tomar acción ni decisión a la espera que algo ocurra, que las cosas cambien o que algo (en su interior) se transforme para poder seguir con la vida. También podemos ver aquellos que prefieren huir, negando elementos de su realidad para poder tener mayor tranquilidad interior (finalmente, si la percepción es focal ¿por qué no enfocarla en otra cosa?). Y vemos de forma ferviente aquellos que atacan, insultan, descalifican y más, con tal de sentirse un poquito mejor.


Es que acaso quienes insultan, como un deporte diario, todas las decisiones, opiniones o diferencia ¿están practicando el tan defendido “pensamiento crítico”? no lo creo, más bien dan muestra de sus competencias personales para enfrentar la incertidumbre y el miedo, dejando al descubierto el hecho que solo han optado, consciente o inconscientemente, por dejar a su cerebro primitivo gobernar la necesidad de calmar sus emociones desbordadas.


Sea cual sea la respuesta, todas son muy humanas, así que también al escribir de esto hago el intento de no juzgar unas u otras, aunque me cabe preguntarme si ¿hay alguna que logre contribuir en ambas direcciones, es decir, mejorar nuestro estado interno disminuyendo el miedo y/o la incertidumbre, y contribuir a un espacio de convivencia donde podamos respetarnos y aprender los unos de los otros?


Si tomamos estos antecedentes de nuestra forma de funcionar como especie ante el miedo, entonces debiéramos ser más cuidadosos cuando se extrema la campaña del terror, porque la probabilidad que un grupo violento arremeta con fuerza frente a otros que prefieren huir o simplemente quedar inmóviles se convierte en una alternativa viable, de hecho ya la hemos visto en varias ocasiones y contextos, lo que nos puede llevar a ser liderados por los primeros y, personalmente, no recuerdo algún momento en la historia de la humanidad en que haya resultado mucho bien en mano de violentos desaforados.


Tal vez hacer el intento de usar nuestra corteza cerebral para reflexionar, ser más conscientes de lo que nos pasa, moldear nuestras decisiones para cuidar nuestro bienestar y que esto no sea mandando el costo de ésta al bienestar ajeno (jodiéndose al prójimo), sino más bien pueda generar “externalidades” buenas para todos, nos podría ayudar a enfrentar de mejor forma un contexto desafiante, que requiere de esa capacidad interna que como especie tanto nos hemos aplaudido, pero que en momentos como estos es cuando debemos bajarlo del ideario de superioridad y usarla para trabajar por algo que nos permita obtener resultados mejores.


Es por lo anterior, que creo que es momento de dejar de vender y comprar tanto miedo y bronca entre los unos y los otros, para enfocarnos en lo que nos afecta a todos y que le roba la tranquilidad a millones. Quizás de esa forma, dejemos por un instante de ser los que “tienen la razón” y comencemos a contribuir para que podamos estar mejor.

Conversemos

5900 Balcones Drive, STE 4000 Austin, TX 78731, USA.

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