class-in-school-lab-for-group-of-multiracial-schoo-2022-01-18-23-38-33-utc (2)

Brecha en STEM: un desafío para empresas y universidades

Para nadie es novedad decir que los profesionales de las ciencias, tecnologías y matemáticas son
cada vez más requeridos en el mundo del trabajo, dado que en la actualidad todas las empresas
han tenido que sumarse a la transformación digital y convertirse, muchas de ellas, en empresas tecnológicas. Sin embargo, esto no ocurrirá si las empresas y universidades siguen actuando por
separado para reducir la brecha de profesionales en las áreas STEM.
La brecha de profesionales STEM no es únicamente el hecho de que falten más y mejores
especialistas en estas áreas para satisfacer los requerimientos del mercado del trabajo y el
desarrollo económico de los países, sino que persiste la brecha entre hombres y mujeres, que es
otro de los objetivos que se busca disminuir.
Para que esta situación pueda ser superada, no basta con discursos de intenciones, sino que se
requiere un trabajo conjunto entre empresas y universidades para convertirlo en una realidad.
Tan solo el 28% de los profesionales en STEM son mujeres, y son menos del 17% de la fuerza
laboral en ingenierías y arquitectura.
Ahora bien, para poder resolver esta situación debemos comenzar desde la educación escolar, ya
que según cifras de UNICEF, podemos encontrar realidades tales como:

  1. El 70% de las personas asocian las ciencias con los hombres.
  2. En India, más de la mitad de los contenidos de ciencias muestran a niños, versus solo el 6%
    en que figuran niñas.
  3. En Reino Unido, más del 25% de las niñas señalan que se les impidió trabajar en áreas
    STEM por ser dominadas por hombres.

De esta manera, tanto en la educación superior con el mundo de las empresas es posible
comenzar a hacer la diferencia, la que será más notoria si se realiza de forma coordinada por
ambos mundos: quienes forman profesionales y quienes los contratan.
Es necesario que tanto la formación como el trabajo sean más flexibles, facilitando la
incorporación de mujeres, quienes en muchos casos deben cumplir otras funciones de cuidado de
sus familias, dificultándose su proceso formativo y/o laboral.
Crear programas conjuntos de mentoría que alienten y promuevan nuevas oportunidades para el
aumento de profesionales en STEM y mayor equidad en la cantidad de hombres y mujeres que
aportan su talento en estas disciplinas.
Establecer criterios realmente imparciales de evaluación, como pruebas estandarizadas que
evalúen habilidades y competencias, dejando fuera temas culturales que muchas veces acaban
segregando a personas talentosas, tanto en el ingreso universitario como en las contrataciones
laboral.
Estamos en una época en que las disciplinas STEM son fundamentales para el crecimiento de la
sociedad, el desarrollo de la innovación y la construcción de mayor bienestar, por lo que
necesitamos que más, mejores y más diversas personas puedan aportar a que la brecha disminuya
y las oportunidades puedan ocurrir de manera más justa para todas las personas.

blank-sheet-for-new-year-goals-2021-12-22-23-49-34-utc (1)

Por qué es bueno decretar metas para un nuevo año (y algunas claves para lograrlas)

Seguro el año pasado hiciste una lista de deseos para el 2022; probablemente poco y nada se concretó. Nada ocurre solo por anotarlo, pero la buena noticia es que hay algunos consejos para que esos objetivos sí sucedan.

“¿Será el Año Nuevo el mejor momento para empezar con tus nuevas ideas?”, se preguntaba la animadora Ellen DeGeneres. “Quiero decir, despiertas al mediodía, tienes resaca, no sabes bien donde estás. No es el instante indicado para empezar una nueva dieta: a veces hay prioridades más urgentes como saber dónde están mis pantalones”.

Si la juventud todavía no te abandona, quizá está en tus planes irte de fiesta el 31. Es probable, entonces, que el 1 de enero seas un estropajo con pies. Por otro lado, es posible también que estés llegando a este final de año casi a rastras y tu resolución o deseo es simplemente que la vida te dé un respiro.

Pero ahí, entremedio, hay un grupo grande de entusiastas que llenan sus corazones de esperanza y deseos para que el próximo año sea mejor y se les cumplan una serie de decretos. ¿De dónde viene eso? Vamos con una brevísima clase de historia.

Enero, mes de lo nuevo

Según informa Isaías Sharon, psicólogo, creador del Modelo de Coaching Integrativo y podcaster, en la antigüedad el inicio de año se celebraba el 1 de marzo. Pero Julio César, en el 47 AC, creó el calendario Juliano, donde la temporada comienza en enero, un mes consagrado a Jano, dios de lo nuevo y los comienzos, y no en marzo —por Marte, dios de la guerra—, como se hacía clásicamente.

“Luego, en 1582, el papa Gregorio XIII creó el calendario gregoriano y estableció el 1 de enero como la fecha de inicio de cada año”, explica. “Fue de esta forma que en la víspera del 1 de enero, para celebrar los nuevos comienzos, las personas hacían plegarias y elevaban sus deseos para los tiempos que venían. Desde entonces, tenemos el ritual cultural de pensar en nuevas metas y decretos para el año que está por iniciar”, concluye.

Perfecto. Ahora que sabemos de dónde viene, podemos pasar a la parte importante: ¿cómo hacer que mis decretos de Año Nuevo se cumplan?

El poder del decreto

“Hacer planes o decretos para el nuevo año es una forma interesante de visualizar cómo queremos que sea nuestro futuro”, dice Carla Garcia, psicóloga, instructora de mindfulness y co-fundadora de BrotaConsult.

Ella sugiere que esta idealización se haga desde una base “consciente y no reactiva”. ¿Qué quiere decir esto? Que el decreto vaya acompañado de “una consciencia plena de cómo nos sentimos, cómo valoramos nuestra vida en el presente y si la aceptamos así como es”.

De lo contrario, advierte, “decretar podrá parecerse más a una reacción impulsiva para intentar borrar nuestra insatisfacción actual en lugar de ser una respuesta consciente ante ella”.

Propone, por qué no, un pequeño ejercicio de mindfulness: “El paso más importante para decretar algo es no hacer nada, no decretar nada, hacer una pausa atenta y conectada con lo que estoy sintiendo sin tener que responder a ello”.

Lo siguiente es sentarse en silencio y poco a poco llevar la atención hacia la respiración. Simplemente detenerse a observar tanto nuestros sentimientos como las sensaciones físicas. “Sin intentar parar aquello que no me gusta o centrarme solo en lo que me gusta”, dice. “Solo abrir la escucha atenta, con una actitud receptiva a todo lo que está pasando”.

“Decretar o desear tiene el poder de motivarnos, ayudarnos a poner nuestra mente y nuestras capacidades hacia un foco. Esto nos lleva a la acción y al logro. Decretar ayuda a enfocar la mente, a sentir entusiasmo e ilusión, principios básicos para ayudar a que las cosas pasen”, asegura Sharon.

Pero hay un pero. Siempre lo hay. Sharon dice que luego de decretar algo, “debemos permanecer concentrados en ello, prepararnos y trabajar”.

Qué hacer y qué no hacer

Es probable que la balanza de tus decretos posiblemente esté inclinada hacia el lado de los deseos no cumplidos. Así pasa con la mayoría de las personas. No existe una cifra o estudio que lo confirme, pero tampoco nada que lo desmienta, así que correremos con esa intuición. ¿Por qué sucede esto?

“Son varias cosas las que pueden hacer que nuestros deseos no se cumplan”, apunta Sharon. Uno de los problemas más comunes es tener expectativas irreales. “Querer hacer en los próximos doce meses mucho más de lo que realmente una persona puede lograr, ya sea por tiempo, capacidad o contexto”.

Esto provoca, advierte, que desear se vuelva un espacio de frustración y “que la gente desee más por rito que por convicción, y no lo ven como una oportunidad de volver a tener un norte que motive sus comportamientos”.

Otro error, asegura, es desear cosas que están fuera del control personal. Como por ejemplo, “que otra persona cambie, o que el contexto sea de tal o cual forma”.

“Los deseos deben estar centrados en aquellas áreas en que uno puede tener injerencia, para así luego poder dedicarse a cumplirlos. Los deseos deben ser desafiantes pero realistas, algo que con los recursos existentes se pueda lograr”, aconseja. Ajustar expectativas, por lo tanto, es clave.

Un buen comienzo, sugiere Sharon, es reconocer lo aprendido durante el año y lo que queremos aprender de nosotros mismos durante el que viene. García revela otra contraseña: “centrarse más en el ser que en el tener y el hacer”.

Es fundamental que junto a las ideas de lo que se quiere, se haga una lista de comportamientos y decisiones para enfocarse en aquellos nuevos hábitos que se deben implementar. Es decir, junto al objetivo decretado, hacer una especie de pre-decreto, identificando qué cosas, principios o valores (por ejemplo perseverancia o autodisciplina) tengo que desarrollar para que el camino hacia esa meta se pueda pavimentar.

“Es recomendable escribir las determinaciones con fechas estimadas, con la mayor claridad y realismo posible, incluyendo probables obstáculos y algunos caminos para solventarlos”, agrega Garcia.

Finalmente, Sharon propone “establecer un compromiso y encontrar la motivación interna para lo que se quiere. Porque decretar es fácil, pero comprometernos todos los días para lograr lo que deseamos es el gran desafío”. En esa línea, coincide con esta frase de Carl Jung, fundador de la psicología analítica: “Quien mira hacia afuera, sueña; quien mira hacia adentro, despierta”.

adorable schoolboys reading book in library

Tres prioridades en educación: leer, leer y leer.  

Mucho hablamos en educación sobre las brechas en el proceso de aprendizaje. Personalmente, trabajando con universidades en diferentes países, en todas partes es un desafío la nivelación de los nuevos estudiantes, brecha que muchas veces no solo no se logra subsanar, sino que termina por la deserción de estudiantes con bajo rendimiento, alimentando un ciclo de desigualdades, falta de oportunidades y pobreza.  

Pero miremos hacia la educación escolar. Claramente son muchos los desafíos y problemáticas en esta área tan importante y compleja de implementar con calidad. Sin embargo, al igual que una casa se debe construir desde sus cimientos, el proceso de aprendizaje también debe ser así.  

Entonces, consideremos que un alto porcentaje de la población no comprende lo que lee (analfabetismo funcional), y ahora veamos las cifras que muestran que estudiantes de 6, 7, 8 y hasta 9 años aún no saben leer, brecha claramente agudizada por los efectos de la pandemia de covid 19, que se ha tratado de nivelar con priorización curricular, y que sigue arrastrando importantes deficiencias.  

Así, si queremos pensar en las prioridades de política pública en educación, no se hace tan difícil encontrar el camino a recorrer: leer, leer y leer. Finalmente, es la capacidad de la lectoescritura la que habilita el aprendizaje de otras habilidades y conocimientos, tanto en la enseñanza de los primeros ciclos formativos, como también, aquellas habilidades que se espera de los estudiantes de cursos más avanzados.  

Es cierto. La formación docente y los sistemas de evaluación dejan mucho que desear y es algo en que se debe mejorar prontamente. Es verdad que el tema de financiamiento siempre es un asunto sensible, aunque es cosa de darse una vuelta por los establecimientos para percibir la cantidad de recursos perdidos y mal utilizados (tal vez no es falta de recursos, sino la forma en que se están usando).  

Así podríamos enumerar una serie de desafíos. Pero ¿qué tal si los próximos años el foco fuera que cada niño y niña alcance el más alto nivel de lectoescritura? ¿es algo loco? ¿es algo demasiado costoso? 

Las respuestas a estas preguntas las podemos visualizar con cierta facilidad. Si esto se hiciera estaríamos haciendo un nuevo cimiento para capacidades para las generaciones de los próximos 20 años, con más y mejores habilidades de aprendizaje, comunicación y comprensión del mundo que les rodea. No es ni loco ni caro hacerlo, solo falta visión y voluntad política.  

Tal vez si se sacaran los compromisos políticos y las consignas, para poner a las necesidades de las niñas, niños y jóvenes del país en el centro, sería más nítido el camino que se debe seguir. Tal vez, las autoridades podrían guardar la calculadora pequeña que llevan en el bolsillo, para abrir las páginas que encierran un mundo por ser descubierto, para sacar lo mejor de cada estudiante y, con ello, los talentos que construirán el futuro de nuestra sociedad.  

nino-habla-ingles

Experto analiza caso de niño que habla sólo inglés y no encuentra colegio

Leonardo Cid es un niño 10 que ha sorprendido a la comunidad académica y científica de Chile. A través de las noticias se dio a conocer su historia. El menor de edad se desenvuelve desde los cuatro años en inglés, pese a que sus padres no manejan este idioma y jamás se lo enseñaron. Debido a esto, el menor de la familia hoy día enfrenta una dramática situación al no encontrar un colegio bilingüe en el que se pueda sentir cómodo.

En paralelo, un grupo de especialistas lo está evaluando para ver si se trata de un caso de alta capacidad cognitiva. “Mi pequeño necesita un colegio, nada más, eso es lo único que pedimos”, dice su madre a la prensa.

En medio de esta situación, surgió la posibilidad de que se tratara de un caso de Alta Capacidad; es decir, que podría tener capacidades intelectuales potenciadas de carácter innato, en este caso, su increíble desenvolvimiento en el idioma inglés.

Sobre este caso, el fundador y director ejecutivo de HPI InternationalIsaías Sharon, entregó su análisis de lo que está enfrentando este niño de la comuna de Colina y el estado actual del sistema educativo.

“A raíz de esta situación, nos damos cuenta de que nuestro sistema educativo está a años luz o una distancia abismante de desarrollar competencias idiomáticas. Si le preguntamos a los apoderados de cualquier colegio, la mayoría responderá que sus hijos tienen una asignatura de inglés desde la básica o incluso desde la pre-básica, sin embargo, tenemos estudiantes que no tienen un manejo adecuado, ni siquiera cercano de un segundo idioma. Puede que como país nos falten colegios bilingües, pero sin duda, nos falta incorporar el desarrollo de una segunda lengua”, expresó el experto en CHV Noticias Pluto TV.

El psicólogo planteó que si empezamos a hablar con las personas en la calle, nos vamos a dar cuenta que la mayoría de los ciudadanos tienen un manejo insuficiente o nulo del inglés, que es tan necesario y utilizado en el mundo de los negocios.

A nivel de retos del sistema educativo, existen diferentes retos. “Desarrollar una segunda lengua es un desafío en Chile y a nivel mundial. Nuestro sistema educacional es complejo porque atiende una diversidad de personas que es enorme, por lo tanto es un público que tiene necesidades, capacidades y potencialidades muy distintas”, afirmó.

“Por otra parte, en nuestro país los docentes tienen una gran sobrecarga de trabajo, pero también es cierto que a nivel gremial hay un fuerte rechazo a cualquier tipo de evaluación docente y a las mejoras a los estándares de enseñanza para contar con profesores que no solo logren cubrir las necesidades de los estudiantes, sino que tengan las competencias necesarias para hacerlo de manera excepcional”, puntualizó.

Por último, el especialista añadió que existen brechas en materia idiomática que provienen desde el hogar y por eso la educación juega un rol fundamental para nivelar la cancha. Además, destaca que es necesario añadir un sistema de evaluación temprana a los cuerpos docentes usando la tecnología para estos procesos.

pexels-pixabay-208189

Un año de transformaciones

Llega diciembre de este año y nuevamente nos miramos diciendo “qué rápido pasa el tiempo”, mirando a lo que hicimos y, al menos en mi caso, con la vista fija en los desafíos del hoy hacia el mañana. No obstante, detenernos y hacer ciertos recuentos o reflexiones siempre nos dan la oportunidad de decantar aprendizajes, valorar lo realizado y, desde ahí, calibrar los siguientes pasos de los caminos que queremos recorrer en un futuro próximo.

El año 2012, mientras atravesaba por un cáncer linfático etapa cuatro, creé Smart Coach. Una escuela de formación en coaching, con la que tuve el placer de formar a más de 15.000 personas en 14 países de habla hispana. Tuvimos operaciones directas en Perú, Colombia, Chile y Estados Unidos. Obviamente, que este proyecto tuvo muchos desaciertos, y algunos aciertos que permitieron que durante 10 años cumpliéramos la misión de formar personas que fueran facilitadoras de la transformación humana, con ética, calidad formativa, integridad y efectividad en lo que hacen.

La metodología del coaching integrativo, que se anidó en Smart Coach, no solo dio vida a libros abiertos a todas las personas, sino que llevó una manera de acompañar personas a nuevas latitudes hasta el día de hoy. Tantas cosas importantes de mi vida tienen relación u ocurrieron mientras, de manera incansable, me dejaba por entero en la labor de construir ese proyecto.

Este año 2022, tome la decisión de cerrar ese ciclo, vender una parte importante de Smart Coach y facilitar el proceso para que nuevas personas, experiencias y anhelos, le den forma al futuro de tan linda aventura. Imposible dejar de agradecer a las decenas de personas que trabajaron conmigo en que todo lo que ocurrió, se hiciera posible.

Mientras todo eso pasaba, nacía el año 2015 HPI International, desarrollando tecnologías para el desarrollo humano. Por años fue solo un gasto en la planilla contable y no fueron pocas las veces en que me dijeron “¿para qué seguir perdiendo plata con eso?”. Yo les respondía… “algún día HPI se lo comerá todo y será la fuente de nuestro trabajo y el foco de nuestro tiempo”.

Tuvieron que pasar cinco años para que HPI diera un giro por completo y, en medio de la pandemia del Covid-19, lográramos construir una red de Partners en 32 países, lanzáramos nuevas soluciones para el mundo de la gestión de personas, ayudando a identificar y potenciar el talento humano por medio de la inteligencia artificial y la psicología predictiva.

Fue ese mismo año en que comenzamos a crecer en el sector de educación superior, y durante el segundo semestre de 2022, tomamos la decisión de enfocarnos únicamente a este enorme desafío, ayudando a las instituciones universitarias a atraer, retener y potenciar a sus estudiantes, impactando en la sostenibilidad, calidad e impacto que estas instituciones generan en todo el mundo. Así, pasamos de HPI International a HPI One, una suite integrada con soluciones pensadas para apoyar al mundo entero, en este enorme desafío de formar a los técnicos y profesionales para una nueva era de la humanidad.

Fue cosa de meses, junto a un equipo comprometido y ágil, que dimos un giro importante. Esta definición no solo nos abrió un horizonte más claro hacia el futuro y nos da foco en nuestra labor, sino que también nos ayudó a buscar un espacio adecuado a todo lo que hemos creado.

De esa forma, en tan solo unas semanas más, al iniciar este año 2023, todo lo que desarrollamos durante años para el mundo de gestión de personas, tendrá un nuevo hogar llamado: HRX Talent, una nueva compañía con sede en Estados Unidos, que ayudará a las áreas de recursos humanos a identificar y potenciar el talento humano.

Asimismo, han surgido nuevos caminos, como es Meetify, otra compañía que ha nacido al alero de HPI (así como ésta lo hizo gracias a Smart Coach), que hace que las instancias de networking profesional sean una experiencia realmente única, efectiva y estratégica.

Las personas que han trabajado conmigo durante todos estos años, saben que cuando inicio una frase con “estuve pensando” o “¿qué pasaría sí?” es posible que tomemos un nuevo rumbo. Pero ha sido esta capacidad de innovar con vistas al futuro y no a la facturación de fin de mes, lo que ha generado millones de dólares, compañías sostenibles, confiables y que crecen, incluso en tiempos turbulentos.

Para 2023 ya tenemos una agenda repleta de nuevos desarrollos tecnológicos, viajes, aprendizajes y desafíos. No me cabe dudas que será un viaje con aprendizajes en cada jornada, para ser mejores seres humanos (que para mí es lo principal), y edificar la vida de otras personas por medio de nuestro trabajo, honrando nuestra capacidad creativa, los talentos recibidos y la misión que cada persona ha de estar cumpliendo en este recorrido de vivir.

Ya soñamos con cómo ha de ser el futuro, el que traerá tantos nuevos caminos, modificaciones y cosas nuevas. Algunos compañeros de esta aventura sé que seguirán ahí, otros tomarán nuevos desafíos y sus propios caminos, como es la vida misma. Lo importante, creo yo, es seguir evolucionando en nuestro carácter, calidad humana y capacidad de transformar el mundo para mejor.

Que gran 2022 he tenido. Gracias a todas las personas que han formado parte de él, en especial a mi amada familia. Mi esposa Barbra y mis hijos Matías y Emma, que es la principal empresa de todas, la de amarnos, cuidarnos y motivarnos a sacar todo eso que Dios ha puesto en nosotros.

equal-opportunities-for-education-concept-2022-10-07-01-57-05-utc (1)

El desafío de acortar las carreras de educación superior

Ingresar a la educación superior sigue siendo un anhelo para muchas familias y jóvenes que están por finalizar sus estudios secundarios. Muchos ya han estado mirando la oferta existente en el sistema educativo, aunque cada vez esta oferta es más diversa gracias a la educación online, y la posibilidad de estudiar desde cualquier lugar del mundo. Sin embargo, las becas y beneficios económicos están circunscritos a cada país, por lo que los estudiantes siguen viendo lo que existe en el entorno más cercano.

Un dato de la causa en esta materia es la duración de las carreras en gran parte de Latinoamérica, y Chile no es la excepción. Comparativamente, nuestra formación profesional dura en promedio 4 semestres más que en países del norte del mundo, y aunque esta duración despierta diversos debates, las estadísticas en nuestro país deberían alarmarnos a todos: un estudiante demora hasta 16 semestres en obtener la titulación y, en promedio, carreras que tienen una duración oficial de 7,5 semestres, acaban siendo concluidas en más de 10 semestres.

La larga duración de las carreras significa un costo para el Estado y para los estudiantes y sus familias, verdaderamente significativo, muchas veces por una formación que deja bastante trecho sin recorrer, cuando la comparamos a otros países, aunque es verdad que en Chile siguen siendo niveles mejores que los vistos en gran parte de los países de Latinoamérica. Además, de esta dimensión económica, los estudiantes tienen, en su mayoría, importantes vacíos de conocimiento y habilidades individuales, que impactan en su rendimiento académico y con ello en extender aún más la finalización de sus estudios, lo que nos debería llevar a pensar una concatenación mucho mejor diseñada e implementada entre la formación básica, secundaria y la transición al mundo superior, tanto técnico como profesional.

Finalmente, aunque podríamos ahondar en diversas aristas más, tanto la extensión oficial como el tiempo real que le toma a los estudiantes finalizar sus mallas curriculares, demora el vínculo directo con el mundo del trabajo, que no solo les genera oportunidades económicas y de movilidad social, sino que esencialmente les abre la puerta a un nuevo nivel de interacción en la sociedad y ejercicio de la ciudadanía, algo que, a mi juicio, se ha empobrecido importantemente en las últimas décadas, empobreciendo el debate público y la autorresponsabilidad de la propia vida y la idea del resultado como fruto de los méritos y el esfuerzo.

Aunque este diagnóstico pudiera parecer pesimista, lo bueno de todo esto es que el sistema educacional no es algo escrito en piedra, ni inamovible, lo que deja sobre la mesa la necesidad de una visión y proyecto común para poder volver a hacer de la educación superior un espacio de debate, desarrollo de las personas, habilitación para el mundo del trabajo y enriquecimiento cultural, social, político y económico de nuestro país, pero ahora inmerso en nuevos desafíos propios del Siglo XXI, como son la globalización, la transformación tecnológica, el cambio climático y las nuevas tendencias demográficas y culturales.

¿Qué pasará? No lo sé, pero sí tengo la convicción de que el sistema educativo debe tener una verdadera revolución, de requiere a lo menos, una mirada de futuro amplia, sin slogan ni corporativismo y que ponga en el centro estas instancias educativas para transformar la vida de las personas y la sociedad para una nueva etapa que vivimos.

Opinión en G5Noticias de Isaías Sharon, psicólogo y fundador de HPI International

No crees relaciones transaccionales

No crees relaciones transaccionales

Los seres humanos somos seres gregarios, estamos hechos para compartir y construir relaciones. Sin embargo, eso no significa que tengamos las habilidades o el enfoque adecuado para llevarlas adelante, si así fuera todos los vínculos serían saludables, duraderos y satisfactorios, pero eso no es así. Por esa razón, es importante que no crees relaciones transaccionales, sino que le des un giro a tu forma de vincularte.

Llevo más de 10 años como fundador de startups y he podido conocer muchísimas personas a lo largo de este tiempo. Una de las cosas que he visto muchas veces, y tengo la impresión de que se ha acrecentado en los últimos años, es el enfoque transaccional.

Antes uno se juntaba a tomar el café, ahora la mayoría de las veces es una videollamada. Así como ahora las fotos se publican con filtro, pareciera ser que los encuentros humanos también los están usando, como si eso ayudara realmente en algo.

Nada convence más que lo genuino, de la misma forma, como la mejor forma de abrir oportunidades es ayudar a otros para que también consigan lo suyo. No obstante, estamos repletos de relaciones transaccionales, yo te doy estoy y tú me das tal cosa. Es decir, un negocio, pero no una relación.

Claro que en todo vínculo humano tenemos una transacción, de tiempo, atención, ideas, emociones, etc. Sin embargo, me pregunto si este es el modelo aplicable a todo en la actualidad, o tal vez no a todo, pero sí a más cosas de las que debieran ser.

Personalmente, también fui así durante muchos años. Tal vez porque viví las relaciones superficiales, los vínculos de interés y el aprovechamiento, es que con los años mi mirada cambió y solo quiero vincularme con aquellos que realmente desean abrir colaboración que agrande la torta y no que sólo piense en cómo la repartimos.

Los seres humanos tenemos una capacidad creativa única, tan grande que, si nos juntamos e intercambiamos de forma abierta y generosa las miradas, experiencias e ideas, seguro creamos cosas más grandes y mejores. Pero claro, si te comparto la idea “me la van a robar”. Las ideas son gratis y andan tiradas en el piso, la magia siempre ha estado en aquellas personas capaces de tomar ideas y convertirlas en realidad y, ese proceso de transmutación del pensamiento, como diría Napoleón Hill, ocurre de mejor manera cuando lo hacemos en red, colaborativamente.

Muchos hablan de economía circular, valor compartido, redes de mentoría y tanta cosa, y yo les pregunto ¿están dispuestos a contribuir sin mirar la calculadora? Si lo estamos, de forma genuina y constante, veremos que esa misma calculadora ahora sólo sabe de multiplicar, porque en el encuentro de lo humano surge lo divino, abundante y las oportunidades que antes permanecían ocultas.

En tiempos de grandes cambios y desafíos de enorme tamaño, la construcción de redes y vínculos es una necesidad y algo que debemos promover. No obstante, si lo hacemos desde la transacción y cómo saco algo para mí, seguiremos debilitando la magia de hacer comunidad, colaboración y construcción conjunta.

Hoy, no crees relaciones transaccionales, sino que redes de colaboración recíproca, genuinas, abiertas y generosas. Así como la vida humana siempre se ha dado en comunidad, en la actualidad, los negocios y las organizaciones también deben construirse con la misma óptica, apalancando las fortalezas de cada uno para obtener resultados alentadores en un mundo altamente complejo y desafiante.

¿Estudiamos nuestra vocación o solo lo que nos ofrecen?

¿Estudiamos nuestra vocación o solo lo que nos ofrecen?

El tema de la vocación es algo que nos acompaña desde el inicio de nuestras vidas, nos indica nuestros gustos y da cuenta también de las inquietudes más profundas que podamos tener. Sin embargo, cuando llega el momento de elegir nuestros estudios superiores, una profesión u oficio, cabe preguntarnos ¿estudiamos nuestra vocación o solo lo que nos ofrecen?

Seguramente a ti también te han surgido dudas vocacionales, o te has sentido en el lugar o la disciplina equivocada. Esto es normal, pues la vocación es un tema más complejo que lo que suele ser una carrera profesional en particular.

Lo natural es que las personas sentimos interés, y tenemos talentos, que apuntan en diferentes direcciones, porque no somos seres monolíticos, por el contrario, somos un conjunto en movimiento de intereses, deseos, habilidades y expectativas. Esto hace tan compleja la decisión que miles de jóvenes toman cada año al momento de ingresar a la educación superior.

Dada esta complejidad que habita en nuestro interior, sería bueno separar la idea de elección de estudio con nuestra vocación, en el mero sentido de comprender que aquello que estudiamos no será de forma total aquello que queremos hacer con nosotros y nuestro futuro, sino que solo una parte. No obstante, la idea es que sea una parte coherente con el resto de lo que somos y queremos ser.

Esto es fundamental, ya que al dedicarnos a algo que se aleja de nuestra vocación, sentiremos frustración, desgano y será como una verdadera lucha, en vez de un viaje que haga sentido con el recorrido personal que se quiere emprender.

Entonces, mi propuesta es que aquello que estudiamos y nos dedicamos laboralmente sea parte integral de nuestra vocación, pero quitarle la presión de que deba serlo todo. Puedo ser abogado y que disfrute mucho mi trabajo y, en las tardes tener una banda de música con mis amigos, para desarrollar otra de las pasiones que se pueden tener compatiblemente. Es decir, ir creando nuestro puzzle vocacional a la medida de cada uno, sin sentir que si se elige una cosa se debe dejar otra, porque no es verdad.

Dicho eso, la vocación al momento de elegir nuestros estudios superiores tendrá mucho impacto. Se ha visto que aquellos estudiantes que ingresan a carreras que no están ligado con su perfil vocacional tienen mayor tasa de deserción, así como también presentan mayores dificultades en sus rendimientos académicos.

Estas situaciones dan una retroalimentación poco favorable, porque las personas disfrutamos más de aquellas cosas que se nos dan bien y, por el contrario, no lo hacemos en aquello donde el resultado es insatisfactorio.

En los últimos años he tenido la posibilidad, junto con el equipo de HPI International, de ayudar a varias universidades en este desafío, apoyando a la fecha a más de 200.000 estudiantes que están enfrentando su decisión de estudios superiores, para que puedan hacerlo desde su vocación. La experiencia ha sido muy interesante y gratificante, ya hemos visto cómo ha aumentado el rendimiento promedio y el nivel de satisfacción e identificación con aquello que hacen.

No podemos seguir eligiendo lo que nos ofrecen, es necesario poder escoger conociéndonos más y mejor y reconocimiento aquello que nos mueve, para que la motivación nos lleve donde realmente podemos expandir nuestro potencial creativo y de bienestar.

Las habilidades blandas más deseadas en las empresas hoy

Las habilidades blandas más deseadas en las empresas hoy

Ya sabemos que el mundo cambia y seguirá cambiando, así como también hemos vivido en carne propia cómo esta transformación se ha acelerado de una forma increíble durante los últimos dos años y todo lo que trajo consigo la pandemia.

Por eso, se vuelve relevante preguntarnos cuáles son las habilidades blandas más deseadas en las empresas hoy y, cuando hacemos ese vistazo, nos puede ayudar a comprender este cambio el último informe de LinkedIn Global Talent Trends.

En este reporte se mostró que el 92% de los profesionales de talento concuerdan que las habilidades blandas son igual o más importantes que las habilidades duras. Asimismo, se muestra que un 89% de los reclutadores señalan que cuando una contratación no funciona, es porque la persona carecía de habilidades blandas necesarias.

Entonces, tanto desde la formación profesional en las casas de educación superior, así como en nuestro plan de desarrollo de carrera individual, será crucial comprender qué habilidades blandas son las más deseadas en las empresas en la actualidad y, justamente eso vamos a revisar en este momento.

Adaptabilidad

No es de sorprenderse que la adaptabilidad surja como una de las competencias más requeridas en un entorno donde el cambio es parte del día a día, por lo que saber navegar en él de buena manera, será crucial para el éxito profesional y de las organizaciones.

Será aún mejor si la persona logra anticiparse al cambio o ser quien lo crea, liderando estos procesos fundamentales en una economía globalizada y altamente competitiva.

Desde cambio del contexto, sistemas de trabajo, estilo de liderazgo, hasta una profunda reestructuración, son muchas las cosas que pueden (y van a cambiar) y para ello se requiere personas flexibles y adaptables.

Inteligencia emocional

Ya la evidencia no deja espacio a la duda sobre la importancia que tiene la inteligencia emocional en el desarrollo de las personas, sin importar si hablamos de trabajo o vida personal.

Las investigaciones muestran que las personas que tienen mayores niveles de inteligencia emocional logran mejores resultados en dimensiones como la efectividad, las relaciones interpersonales, el nivel de bienestar y la calidad de vida, por lo que ponernos manos a la obra en esta materia se vuelve una excelente idea.

Desde reconocer nuestras emociones, aprender a gestionarlas y ser más asertivos, pasando por la empatía hasta conquistar niveles altos de liderazgo inspiracional, la inteligencia emocional es una de las competencias que seguirán requiriéndose en las organizaciones y haciendo la diferencia. (Si quieres conocer tu nivel de inteligencia emocional, te invito a evaluar tus habilidades con la herramienta de HPI EQ)

Comunicación efectiva

No importa lo que hagas, siempre tendrás que comunicarlo y saber hacerlo marcará la diferencia en tus resultados.

Aprender a usar la comunicación de una forma clara, asertiva y que logre transmitir las ideas, inspirar y lograr resultados individuales y colectivos, es otra de las competencias más requeridas en la actualidad.

Negociación

Las personas somos diversas y tenemos intereses distintos, no obstante, necesitamos llegar a acuerdos para lograr lo que queremos. Por esa razón, la negociación es una de las habilidades que las empresas están buscando entre las personas, esperando encontrar ese talento.

¿Tienes estas habilidades? Si la respuesta es no, o un tibio “tal vez”, entonces es momento de que dediques tiempo a desarrollar estas habilidades.

Actitud positiva

El mundo está lo suficientemente complejo como para tener colaboradores que contaminan los ambientes de trabajo. Por eso, la actitud positiva es otra de las habilidades blandas más deseadas en las empresas hoy.

Irradiar alegría, optimismo y buen trato, marca la diferencia y puedes contagiarlo desde el primer contacto, la entrevista de trabajo y luego dentro de la organización. Realmente con eso marcarás una importante diferencia.

Colaboración sobre competencia

La idea del profesional competitivo que solo busca ganar para llegar a lo más alto de la organización, ya no se corresponde al mundo en el que estamos. Las organizaciones necesitan cada vez más habilidad para colaborar y servir.

Son aquellas personas que mejor ayudan al resto los que son considerados más valiosos dentro de los equipos y las organizaciones, porque solo en equipo se construyen los grandes resultados que las empresas están buscando.

Si bien hay más competencias que podríamos mencionar, estas son las principales que los reclutadores están buscando para poder capturar para sus organizaciones.

Antes de que te mires al espejo y consideres que las tienes o no, te invitamos que las evalúes. Esto lo puedes hacer utilizando tecnología validada internacionalmente, como es el Assessments de HPI Competences, el cual te ayuda a evaluar hasta 30 habilidades blandas que están marcando la diferencia profesional y organizacional.

Luego de que ya tengas nociones claras, entonces es momento de desarrollar cada una de ellas, porque no serán más títulos universitarios los que abran más puerta, sino que será tu forma de ser como persona. ¿Qué persona serás? esa respuesta solo la tienes tú.

claves organizacio siglo xxi

Claves para una organización del siglo XXI

Son tantos los cambios y la forma en que se han sucedido durante los últimos años, que el mundo está buscando incansablemente innovar y construir organizaciones para esta nueva época.

 

Sin embargo, ¿Cuáles son las claves para una organización del siglo XXI?

 

En HPI International nos estamos tomando muy en serio este tipo de preguntas y creemos que esto requiere una nueva mirada y además, como cada nueva innovación, arriesgarse a implementar nuevos modelos que ayuden a reconocer lo que funciona y lo que no.

 

Si bien esto está en constante construcción y seguirá cambiando, quisiera compartir contigo lo que estamos haciendo y la visión que tenemos de este futuro que ya ha llegado.

 

Flexibilidad y adaptabilidad bidireccionales

Desde hace años que se habla de la necesidad de más flexibilidad y de desarrollar estas habilidades en los colaboradores, pero debemos darle un entendimiento más amplio a esta idea.

 

Para este nuevo siglo necesitamos personas flexibles y adaptables, pero también organizaciones, liderazgos y entornos que se adapten al colaborador.

 

Desde ofrecer flexibilidad horaria y geográfica, hasta poder experimentar en diferentes posiciones y desafíos dentro de la organización.

 

Ajustar el trabajo al momento de la vida del colaborador y no sólo pedirle al empleado que ajuste su vida personal y familiar a lo que el trabajo quisiera.

 

Serán aquellas organizaciones más flexibles y adaptativas bidireccionalmente las que mejor podrán hacer frente a los desafíos del nuevo siglo.

 

Trabajo híbrido y global

La pandemia nos mostró que podemos operar, en muchísimas organizaciones, de forma totalmente remota, pero también dejó en evidencia la enorme necesidad que tenemos de socializar e interactuar con otras personas, al punto que los problemas de salud mental se dispararon enormemente.

 

El trabajo híbrido permite, de mejor manera, compatibilizar ambas cosas, entregando más y mejores alternativas para cubrir las necesidades emocionales, psicológicas y productivas, tanto de los colaboradores como también de los colaborares.

Sin embargo, esto irá más allá, avanzando a modelos híbridos y globales, es decir, la posibilidad de participar de entornos presenciales desde diferentes lugares del mundo, haciendo más cerca la posibilidad de tener experiencias internacionales, pasantías culturales o compatibilizar proyectos personales con un trabajo dinámico, cercano y con fuerte cultura.

Una cultura que come procesos

Como dice el famoso dicho: “la cultura come procesos” haciendo alusión a que ésta siempre es más poderosa que los procedimientos que podamos crear en una organización.

Por esa razón, las empresas deben invertir tiempo y recursos en construir una cultura fuerte que les ayude a cumplir con su misión y visión, en vez de seguir haciendo grandes esfuerzos en la estandarización de procesos.

Si la cultura es la correcta para esa institución y su actividad, los procesos surgirán de manera más natural, como consecuencia de sus valores, creencias y competencias individuales y colectivas.

Las empresas de este nuevo siglo tienen una “forma de ser” poderosa. No tienen sólo una planificación estratégica, sino que logran convertirse en verdaderas causas de las cuales poder enamorarse, adherir y comprometerse profundamente.

Estas son solo algunas claves para organizaciones del siglo XXI y son algunos de los pilares que estamos implementando y viviendo directamente al interior de HPI International. Pero eso no es todo.

Temas como diversas e inclusión, innovación como core de negocio, construcción de negocios en redes de colaboración internacional, entre otras, creo que son y serán ejes para este nuevo tiempo que nos tocará protagonizar.