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Las tendencias de la educación continua… un desafío en desarrollo

En la actualidad, el mercado laboral se caracteriza por una fuerte demanda de habilidades y competencias específicas, en lugar de simplemente tener una titulación académica. Además, la rapidez con la que se producen cambios en la tecnología y en la economía hace que sea necesario que los trabajadores se actualicen constantemente para poder mantenerse al día en sus habilidades y competencias.

A medida que las brechas de competencias se vuelven más evidentes, la educación continua se ha convertido en una necesidad cada vez más urgente. Los trabajadores necesitan adquirir nuevas habilidades y competencias para poder adaptarse a las necesidades cambiantes del mercado laboral.

Según un informe del Banco Mundial de 2019, se espera que para el año 2030, aproximadamente el 85% de los trabajos requerirán habilidades y competencias digitales. Esto significa que la educación continua será esencial para que los trabajadores se mantengan competitivos en el mercado laboral.

Además, un estudio de la consultora McKinsey encontró que el 87% de los trabajadores en todo el mundo necesitarán desarrollar nuevas habilidades en el futuro cercano debido a la automatización y la inteligencia artificial.

A medida que la demanda de educación continua aumenta, muchas instituciones educativas están luchando para adaptarse. La mayoría de las instituciones de educación superior aún se centran en ofrecer programas de pregrado y posgrado tradicionales, en lugar de enfocarse en la educación continua y la formación profesional.

Esto ha llevado a una disminución en la matrícula en las instituciones de educación superior en algunos países. En los Estados Unidos, por ejemplo, la matrícula en los programas de pregrado ha disminuido un 8% desde su punto máximo en 2010. Al mismo tiempo, la matrícula en programas de educación continua ha aumentado en un 23% desde 2010.

Las instituciones educativas que no están a la altura de las demandas del mercado laboral pueden estar perdiendo a los estudiantes que buscan opciones de educación continua más flexibles y personalizadas.

En respuesta a estas tendencias, muchas instituciones educativas están comenzando a ofrecer programas de educación continua más enfocados en habilidades específicas y en el desarrollo profesional. Algunas de estas instituciones están utilizando tecnologías de aprendizaje en línea y microcredenciales para hacer que la educación continua sea más accesible y asequible.

Un estudio de la Universidad de Harvard encontró que los programas de educación continua que utilizan tecnologías de aprendizaje en línea tienen tasas de finalización más altas que los programas presenciales. Además, la mayoría de los estudiantes de programas de educación continua en línea dijeron que los programas les ayudaron a desarrollar habilidades que eran relevantes para su trabajo actual.

Otro enfoque que están adoptando las instituciones educativas es el de las asociaciones y alianzas con empresas y organizaciones para desarrollar programas de educación continua enfocados en habilidades y competencias específicas que sean relevantes para el mercado laboral. Estas asociaciones y alianzas pueden ayudar a las instituciones educativas a identificar las habilidades y competencias más demandadas en el mercado y diseñar programas de educación continua que satisfagan esas necesidades.

Un ejemplo de una asociación exitosa entre una empresa y una institución educativa es la colaboración entre Google y la Universidad de Londres para ofrecer una Maestría en Ciencias en Ciencias de Datos y Análisis. El programa está diseñado para enseñar habilidades en ciencias de datos que son altamente demandadas en el mercado laboral, y ha sido muy popular entre los estudiantes y los empleadores.

En general, las instituciones educativas que están respondiendo efectivamente a las brechas de competencias en el mercado laboral están viendo un aumento en la demanda de programas de educación continua. En los Estados Unidos, por ejemplo, se espera que la educación continua crezca a una tasa anual compuesta del 5% hasta 2025, en comparación con una tasa del 1,5% para la educación superior en general.

Sin embargo, todavía hay desafíos para que las instituciones educativas ofrezcan programas de educación continua que sean efectivos y relevantes para el mercado laboral. Una de las mayores barreras es la falta de financiamiento. Muchos trabajadores no pueden pagar por programas de educación continua, y las empresas también pueden ser reacias a invertir en la formación de sus empleados.

Además, puede ser difícil para las instituciones educativas mantenerse al día con los cambios rápidos en el mercado laboral y las tecnologías emergentes. Las instituciones que tienen éxito en la educación continua suelen ser las que tienen la capacidad de adaptarse rápidamente a los cambios en el mercado laboral y en las necesidades de los estudiantes.

En conclusión, la demanda de habilidades y competencias específicas en el mercado laboral está impulsando la necesidad de educación continua. Las instituciones educativas que no están a la altura de las demandas del mercado laboral están perdiendo a los estudiantes que buscan opciones de educación continua más flexibles y personalizadas.

Para abordar las brechas de competencias en el mercado laboral, las instituciones educativas deben adoptar un enfoque más enfocado en habilidades y competencias específicas y en la formación profesional. Las asociaciones y alianzas con empresas y organizaciones pueden ser una forma efectiva de desarrollar programas de educación continua que satisfagan las necesidades del mercado.

Aunque hay desafíos que enfrentar, la educación continua sigue siendo una forma esencial para que los trabajadores se mantengan al día con las demandas cambiantes del mercado laboral.

La educación continua también puede ayudar a cerrar la brecha de ingresos entre los trabajadores con diferentes niveles educativos. Según un informe de la Oficina de Estadísticas Laborales de EE. UU., los trabajadores con un título universitario ganan un promedio de $1,248 por semana, mientras que los trabajadores sin título ganan un promedio de $746 por semana. Sin embargo, los trabajadores que participan en programas de educación continua tienen la oportunidad de mejorar sus habilidades y competencias, lo que puede llevar a un aumento en los ingresos y una mayor movilidad laboral.

En última instancia, la educación continua es una herramienta importante para abordar las brechas de competencias en el mercado laboral y mejorar la empleabilidad de los trabajadores. Las instituciones educativas que están dispuestas a adaptarse rápidamente a las necesidades del mercado laboral y ofrecer programas de educación continua efectivos y relevantes tendrán éxito en el futuro.

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Educación superior en un mundo automatizado: La importancia de adaptarse a los cambios del mercado laboral

En un mundo cada vez más automatizado, la educación superior juega un papel fundamental en preparar a los estudiantes para enfrentar los retos del mercado laboral. La automatización y la inteligencia artificial están transformando el mundo laboral y, por lo tanto, las habilidades necesarias para tener éxito en el mercado laboral están cambiando. Es importante que la educación superior se adapte a estos cambios para preparar a los estudiantes para el futuro. 

La automatización está eliminando trabajos que antes eran realizados por humanos, pero también está creando nuevas oportunidades en áreas como la robótica, la inteligencia artificial y la ciberseguridad. Por lo tanto, la educación superior debe preparar a los estudiantes para trabajar en estos campos emergentes y enseñarles las habilidades necesarias para adaptarse a los cambios en el mercado laboral. 

Una de las habilidades más importantes que los estudiantes deben desarrollar es la capacidad de aprender y adaptarse continuamente. En un mundo cada vez más automatizado, las habilidades técnicas se vuelven obsoletas rápidamente. Por lo tanto, es importante que los estudiantes desarrollen habilidades de aprendizaje autónomo y se acostumbren a actualizarse continuamente. 

Además, la educación superior debe enfatizar la importancia de las habilidades blandas como la comunicación, el trabajo en equipo y el pensamiento crítico. Estas habilidades son difíciles de automatizar y son muy valoradas por los empleadores. La educación superior debe enseñar a los estudiantes cómo aplicar estas habilidades en un entorno laboral. 

Otra habilidad importante que los estudiantes deben desarrollar es la capacidad de trabajar con la tecnología. La automatización y la inteligencia artificial son cada vez más comunes en el lugar de trabajo, por lo que es esencial que los estudiantes aprendan a trabajar con estas tecnologías para ser competitivos en el mercado laboral. 

La educación superior debe fomentar el emprendimiento y la innovación. Con la automatización y la inteligencia artificial, los empleos tradicionales están desapareciendo, pero esto también está creando nuevas oportunidades para los emprendedores y los innovadores. La educación superior debe enseñar a los estudiantes cómo crear y desarrollar sus propias ideas y cómo utilizar la tecnología para llevarlas a cabo. 

Cabe mencionar la educación superior tiene un papel crucial en preparar a los estudiantes para un mundo cada vez más automatizado. Es importante que la educación superior se adapte a estos cambios para enseñar a los estudiantes las habilidades necesarias para tener éxito en el mercado laboral. Los estudiantes deben aprender habilidades técnicas, habilidades blandas, habilidades de aprendizaje autónomo y habilidades de emprendimiento e innovación para ser competitivos en el mercado laboral. 

En HPI International venimos trabajando con herramientas para automatizar el proceso de admisión para obtener información clave, el objetivo de las herramientas que brindamos es diferenciarse de otras organizaciones de educación superior, tener un valor agregado , lograr metas de las tasas de conversiones en nuevos estudiantes.  

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Psicología predictiva: ¿Qué es este nuevo concepto para la instituciones de educación superior?

La psicología predictiva, la podríamos definir como una nueva rama de la psicología que se centra en la utilización de datos y técnicas estadísticas para predecir resultados futuros, que logra combinar procesos psicométricos, con las nuevas tecnologías de inteligencia artificial y machine learning, para poder obtener proyecciones confiables sobre habilidades, potencial y desempeño futuro de una persona, en diversos ámbitos de su vida.

Según el experto Isaías Sharon, PhD en educación y nuevas tecnologías y CEO de HPI International indica que este concepto tiene relación con “la capacidad de predecir el comportamiento, las habilidades y el potencial que tiene una persona para sus objetivos de aprendizaje y desarrollo”. En el contexto de la educación superior, se refiere a la aplicación de estas técnicas para predecir el rendimiento académico de los estudiantes, la retención de los estudiantes y la finalización de sus estudios.

La psicología predictiva en la educación superior puede ser utilizada por las instituciones educativas para identificar a los estudiantes que pueden tener dificultades académicas o para identificar a los estudiantes que tienen un mayor riesgo de abandonar sus estudios. A través de la recopilación y análisis de datos de diferentes fuentes, como las calificaciones previas de los estudiantes, sus perfiles demográficos, y sus interacciones con el entorno educativo, se pueden desarrollar modelos predictivos que ayuden a las instituciones a tomar decisiones informadas sobre cómo apoyar a sus estudiantes.

Además, la psicología predictiva también puede ser utilizada por los propios estudiantes para evaluar su propio rendimiento académico y para identificar las áreas en las que necesitan mejorar. Al analizar su historial académico y los patrones de estudio, los estudiantes pueden utilizar los resultados predictivos para identificar las áreas en las que necesitan dedicar más tiempo y esfuerzo.

En general, la psicología predictiva en la educación superior puede ser una herramienta valiosa para mejorar la calidad de la educación y para ayudar a los estudiantes a alcanzar sus metas académicas. Al utilizar técnicas estadísticas y análisis de datos para predecir el rendimiento académico y la retención de los estudiantes, las instituciones educativas y los propios estudiantes pueden tomar decisiones informadas y adaptar sus enfoques de estudio para mejorar los resultados.

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Las barreras de ingreso a la educación superior y qué hacer con ellas

La educación superior es una de las herramientas más importantes para el éxito en la vida, ya que proporciona a los estudiantes conocimientos especializados y habilidades prácticas que pueden ayudarles a avanzar en sus carreras. Aunque esto ha ido cambiando durante las últimas dos décadas, los estudios siguen mostrando el fuerte impacto que tienen los estudios formales en el ingreso económico y la movilidad sociales de las personas y sus familias.

Sin embargo, existen numerosas barreras que dificultan el acceso a la educación superior para muchos estudiantes. En este artículo, quisiera examinar contigo solo algunas de las barreras más comunes a la admisión de estudiantes a la educación superior y discutir formas en que se pueden superar.

El alto costo de la educación superior

Una de las barreras más comunes es el costo de la educación superior. Muchos estudiantes simplemente no pueden permitirse pagar las matrículas universitarias, las tasas de matrícula y otros gastos asociados. A menudo, estos costos son particularmente altos en las universidades privadas y en los programas de postgrado.

Una posible solución a este problema es la oferta de becas y préstamos estudiantiles que puedan ayudar a los estudiantes a pagar sus gastos educativos. Además, algunas universidades ofrecen programas de asistencia financiera para estudiantes de bajos ingresos, así como también, algunos países subvencionan de forma importante los costos que tienen estos estudios.

El tema financiero es un factor relevante para los estudiantes y sus familias, y representa una problemática no resuelta a nivel global, ya que la necesidad de mejorar los niveles educativos requiere de inversiones que no logran ser sosteniblemente financiadas por los Estados, por lo que requiere del aporte directo o privado para cursas estas carreras.

Brechas en la preparación académica

Otra barrera común es la falta de preparación académica. Muchos estudiantes de secundaria no reciben la educación necesaria para estar preparados para la educación superior. A menudo, carecen de habilidades básicas en matemáticas, lectura y escritura que son necesarias para tener éxito en la universidad, lo que lleva a bajos rendimientos y altos niveles de deserción estudiantil.

Las universidades pueden ayudar a superar esta barrera a través de programas de preparación para la universidad, como cursos de verano o programas de tutoría y sistemas de nivelación, así como nuevos sistemas que permitan la correcta medición de las brechas de competencias y las estrategias de aprendizaje que traen los nuevos estudiantes.

Para este año 2023, muchas universidades han informado que están reforzando sus acciones, tanto de evaluación como de nivelación de estudiantes nuevos, ya que las generaciones que están ingresando vienen con importantes vacíos de aprendizaje que quedaron fruto de los años de pandemia que hemos atravesado, por lo que se espera que estas brechas puedan superarse en los próximos meses, para no retrasar los ciclos de aprendizaje de los nuevos estudiantes.

Falta de acceso a la información

Muchas personas dirán que esto no es posible en la era de la internet, sin embargo, aunque hay exceso de información disponible, hay poca capacidad para buscarla, clasificarla y comprenderla. Así, la falta de acceso a la información también es una barrera importante para los estudiantes que desean ingresar a la educación superior.

Muchos estudiantes de bajos ingresos y de áreas rurales no tienen acceso a la información necesaria sobre los requisitos de admisión, las becas y los programas de ayuda financiera, quedando fuera de oportunidades que podrían haber tomado y hubieran contribuido a su desarrollo futuro.

En este sentido, las universidades pueden superar esta barrera mediante la publicación de información clara y accesible en sus sitios web y la realización de presentaciones informativas en escuelas y comunidades. Además, se pueden incorporar nuevas herramientas tecnológicas de orientación y vinculación con las comunidades, que ayuden a llegar de mejor forma a aquellos jóvenes que puedan estar pensando en continuar hacia estudios superiores.

Falta de diversidad

La falta de diversidad en las universidades también puede actuar como una barrera para la admisión de estudiantes a la educación superior. Aunque cada vez se escucha más sobre las políticas de diversidad e integración, lo cierto es que las poblaciones estudiantiles suelen ser bastante homogéneas, tanto así que podemos identificar factores culturales, económicos y sociales, con gran facilidad según el tipo de institución que estemos hablando.

Muchas veces, los estudiantes de grupos minoritarios se sienten aislados y excluidos en entornos universitarios que no reflejan su diversidad cultural y étnica, ya sea porque no se les integra adecuadamente, así como no se les conoce adecuadamente para reconocer sus particularidades y, con ello, enriquecer a la comunidad estudiantil.

Las universidades pueden abordar este problema mediante la adopción de políticas y prácticas que fomenten la diversidad en el campus, como la contratación de profesores de diversas etnias y culturas y la oferta de programas de apoyo para estudiantes de grupos minoritarios, la correcta caracterización sociocultural y económica, así como la realización de mayores espacios de vínculos e interacción. (Les sugiero conocer Meetify para promover estos encuentros)

En resumen, la admisión de estudiantes a la educación superior está restringida por diversas barreras, como el costo, la falta de preparación académica, la falta de acceso a la información y la falta de diversidad.

Sin embargo, existen soluciones para superar estas barreras, incluyendo la oferta de becas y préstamos estudiantiles, programas de preparación para la universidad, la publicación de información clara y accesible, y la adopción de políticas y prácticas que fomenten la diversidad, entre otras.

Al abordar estas barreras, podemos garantizar que más estudiantes tengan acceso a la educación superior y las oportunidades que ofrece, promoviendo sus conocimientos, desarrollando nuevas capacidades y abriendo oportunidades de movilidad social, laboral y económica para ellos y sus futuras generaciones, además de la importante área del desarrollo integral del conocimiento y la evolución del ser humano.

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La importancia de la infraestructura digital en la mejora de la educación superior

La educación es un aspecto clave en el desarrollo económico y social de un país. La educación superior es aún más importante ya que forma a futuros líderes y profesionales que desempeñarán un papel vital en el progreso de la sociedad.

La tecnología digital ha revolucionado la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos entre nosotros, y también ha tenido un impacto significativo en la educación. La infraestructura digital es un aspecto esencial de la educación superior de la era en que vivimos y puede mejorar la calidad del aprendizaje, la accesibilidad y la eficiencia.

La infraestructura digital incluye la tecnología de la información y las comunicaciones, las redes de computadoras y la infraestructura de software. Estas tecnologías pueden ser utilizadas para crear un entorno de aprendizaje en línea, que permite a los estudiantes acceder a recursos y materiales de aprendizaje en cualquier momento y lugar. La infraestructura digital también permite la interacción en tiempo real entre estudiantes y profesores, lo que significa que los estudiantes pueden hacer preguntas y recibir retroalimentación inmediata.

La personalización del aprendizaje es otro aspecto importante de la infraestructura digital. Los estudiantes pueden acceder a recursos y materiales de aprendizaje en línea que se adaptan a sus necesidades individuales, lo que significa que pueden aprender a su propio ritmo y en función de sus intereses. La personalización del aprendizaje también puede mejorar la motivación y el rendimiento de los estudiantes, ya que están más comprometidos con su aprendizaje cuando se les ofrece material que les resulta relevante y atractivo.

La infraestructura digital también está impulsando la colaboración y el trabajo en equipo entre estudiantes. Las plataformas en línea y las aplicaciones móviles permiten a los estudiantes trabajar juntos en proyectos y colaborar en tiempo real, lo que les permite aprender de una manera más efectiva y enriquecedora. La colaboración también puede mejorar la socialización y la construcción de relaciones entre los estudiantes, lo que es importante para su desarrollo personal y profesional.

Esta área, a ratos olvidada por las instituciones, puede mejorar la eficiencia en la educación superior. Por lo que debe dejar de ser vista como un factor antagonista a lo conocido, como el aula tradicional, la infraestructura física y el acto de enseñanza convencionales, los cuales seguirán existiendo. No obstante, deben ser potenciadas por la nueva infraestructura digital que no solo está al servicio de la enseñanza y el aprendizaje, sino también a la atracción, retención y éxito estudiantil.

Personalmente me ha tocado verlo de cerca en las universidades que ayudo a potenciar su infraestructura tecnológica, incorporando inteligencia artificial y psicología predictiva, desde HPI. Y existe una enorme brecha que debe ser trabajada, no solo para incorporar más y mejores procesos tecnológicos, sino que esencialmente transformar la cultura que tienen los líderes al interior de las instituciones educativas.

Necesitamos nuevas mentalidades que puedan impulsar el cambio, la innovación y la transformación tan necesaria en el sector de la educación, a todos sus niveles. Ese cambio no lo vendrán a hacer desde fuera, no serán los gobiernos ni los ministerios quienes bajen del olimpo con las soluciones mágicas y los nuevos paradigmas. Somos quienes estamos en el sistema educativo, docentes, investigadores, directivos y estudiantes, quienes debemos cambiar la forma en que hacemos las cosas.

No solo necesitamos más y mejor infraestructura tecnológica, también necesitamos un nuevo software mental para hacer el cambio que se requiere y construir la educación que nos acompañe de forma efectiva y pertinente durante las siguientes décadas. ¿Te sumas a ese cambio?

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Brecha en STEM: un desafío para empresas y universidades

Para nadie es novedad decir que los profesionales de las ciencias, tecnologías y matemáticas son
cada vez más requeridos en el mundo del trabajo, dado que en la actualidad todas las empresas
han tenido que sumarse a la transformación digital y convertirse, muchas de ellas, en empresas tecnológicas. Sin embargo, esto no ocurrirá si las empresas y universidades siguen actuando por
separado para reducir la brecha de profesionales en las áreas STEM.
La brecha de profesionales STEM no es únicamente el hecho de que falten más y mejores
especialistas en estas áreas para satisfacer los requerimientos del mercado del trabajo y el
desarrollo económico de los países, sino que persiste la brecha entre hombres y mujeres, que es
otro de los objetivos que se busca disminuir.
Para que esta situación pueda ser superada, no basta con discursos de intenciones, sino que se
requiere un trabajo conjunto entre empresas y universidades para convertirlo en una realidad.
Tan solo el 28% de los profesionales en STEM son mujeres, y son menos del 17% de la fuerza
laboral en ingenierías y arquitectura.
Ahora bien, para poder resolver esta situación debemos comenzar desde la educación escolar, ya
que según cifras de UNICEF, podemos encontrar realidades tales como:

  1. El 70% de las personas asocian las ciencias con los hombres.
  2. En India, más de la mitad de los contenidos de ciencias muestran a niños, versus solo el 6%
    en que figuran niñas.
  3. En Reino Unido, más del 25% de las niñas señalan que se les impidió trabajar en áreas
    STEM por ser dominadas por hombres.

De esta manera, tanto en la educación superior con el mundo de las empresas es posible
comenzar a hacer la diferencia, la que será más notoria si se realiza de forma coordinada por
ambos mundos: quienes forman profesionales y quienes los contratan.
Es necesario que tanto la formación como el trabajo sean más flexibles, facilitando la
incorporación de mujeres, quienes en muchos casos deben cumplir otras funciones de cuidado de
sus familias, dificultándose su proceso formativo y/o laboral.
Crear programas conjuntos de mentoría que alienten y promuevan nuevas oportunidades para el
aumento de profesionales en STEM y mayor equidad en la cantidad de hombres y mujeres que
aportan su talento en estas disciplinas.
Establecer criterios realmente imparciales de evaluación, como pruebas estandarizadas que
evalúen habilidades y competencias, dejando fuera temas culturales que muchas veces acaban
segregando a personas talentosas, tanto en el ingreso universitario como en las contrataciones
laboral.
Estamos en una época en que las disciplinas STEM son fundamentales para el crecimiento de la
sociedad, el desarrollo de la innovación y la construcción de mayor bienestar, por lo que
necesitamos que más, mejores y más diversas personas puedan aportar a que la brecha disminuya
y las oportunidades puedan ocurrir de manera más justa para todas las personas.

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Por qué es bueno decretar metas para un nuevo año (y algunas claves para lograrlas)

Seguro el año pasado hiciste una lista de deseos para el 2022; probablemente poco y nada se concretó. Nada ocurre solo por anotarlo, pero la buena noticia es que hay algunos consejos para que esos objetivos sí sucedan.

“¿Será el Año Nuevo el mejor momento para empezar con tus nuevas ideas?”, se preguntaba la animadora Ellen DeGeneres. “Quiero decir, despiertas al mediodía, tienes resaca, no sabes bien donde estás. No es el instante indicado para empezar una nueva dieta: a veces hay prioridades más urgentes como saber dónde están mis pantalones”.

Si la juventud todavía no te abandona, quizá está en tus planes irte de fiesta el 31. Es probable, entonces, que el 1 de enero seas un estropajo con pies. Por otro lado, es posible también que estés llegando a este final de año casi a rastras y tu resolución o deseo es simplemente que la vida te dé un respiro.

Pero ahí, entremedio, hay un grupo grande de entusiastas que llenan sus corazones de esperanza y deseos para que el próximo año sea mejor y se les cumplan una serie de decretos. ¿De dónde viene eso? Vamos con una brevísima clase de historia.

Enero, mes de lo nuevo

Según informa Isaías Sharon, psicólogo, creador del Modelo de Coaching Integrativo y podcaster, en la antigüedad el inicio de año se celebraba el 1 de marzo. Pero Julio César, en el 47 AC, creó el calendario Juliano, donde la temporada comienza en enero, un mes consagrado a Jano, dios de lo nuevo y los comienzos, y no en marzo —por Marte, dios de la guerra—, como se hacía clásicamente.

“Luego, en 1582, el papa Gregorio XIII creó el calendario gregoriano y estableció el 1 de enero como la fecha de inicio de cada año”, explica. “Fue de esta forma que en la víspera del 1 de enero, para celebrar los nuevos comienzos, las personas hacían plegarias y elevaban sus deseos para los tiempos que venían. Desde entonces, tenemos el ritual cultural de pensar en nuevas metas y decretos para el año que está por iniciar”, concluye.

Perfecto. Ahora que sabemos de dónde viene, podemos pasar a la parte importante: ¿cómo hacer que mis decretos de Año Nuevo se cumplan?

El poder del decreto

“Hacer planes o decretos para el nuevo año es una forma interesante de visualizar cómo queremos que sea nuestro futuro”, dice Carla Garcia, psicóloga, instructora de mindfulness y co-fundadora de BrotaConsult.

Ella sugiere que esta idealización se haga desde una base “consciente y no reactiva”. ¿Qué quiere decir esto? Que el decreto vaya acompañado de “una consciencia plena de cómo nos sentimos, cómo valoramos nuestra vida en el presente y si la aceptamos así como es”.

De lo contrario, advierte, “decretar podrá parecerse más a una reacción impulsiva para intentar borrar nuestra insatisfacción actual en lugar de ser una respuesta consciente ante ella”.

Propone, por qué no, un pequeño ejercicio de mindfulness: “El paso más importante para decretar algo es no hacer nada, no decretar nada, hacer una pausa atenta y conectada con lo que estoy sintiendo sin tener que responder a ello”.

Lo siguiente es sentarse en silencio y poco a poco llevar la atención hacia la respiración. Simplemente detenerse a observar tanto nuestros sentimientos como las sensaciones físicas. “Sin intentar parar aquello que no me gusta o centrarme solo en lo que me gusta”, dice. “Solo abrir la escucha atenta, con una actitud receptiva a todo lo que está pasando”.

“Decretar o desear tiene el poder de motivarnos, ayudarnos a poner nuestra mente y nuestras capacidades hacia un foco. Esto nos lleva a la acción y al logro. Decretar ayuda a enfocar la mente, a sentir entusiasmo e ilusión, principios básicos para ayudar a que las cosas pasen”, asegura Sharon.

Pero hay un pero. Siempre lo hay. Sharon dice que luego de decretar algo, “debemos permanecer concentrados en ello, prepararnos y trabajar”.

Qué hacer y qué no hacer

Es probable que la balanza de tus decretos posiblemente esté inclinada hacia el lado de los deseos no cumplidos. Así pasa con la mayoría de las personas. No existe una cifra o estudio que lo confirme, pero tampoco nada que lo desmienta, así que correremos con esa intuición. ¿Por qué sucede esto?

“Son varias cosas las que pueden hacer que nuestros deseos no se cumplan”, apunta Sharon. Uno de los problemas más comunes es tener expectativas irreales. “Querer hacer en los próximos doce meses mucho más de lo que realmente una persona puede lograr, ya sea por tiempo, capacidad o contexto”.

Esto provoca, advierte, que desear se vuelva un espacio de frustración y “que la gente desee más por rito que por convicción, y no lo ven como una oportunidad de volver a tener un norte que motive sus comportamientos”.

Otro error, asegura, es desear cosas que están fuera del control personal. Como por ejemplo, “que otra persona cambie, o que el contexto sea de tal o cual forma”.

“Los deseos deben estar centrados en aquellas áreas en que uno puede tener injerencia, para así luego poder dedicarse a cumplirlos. Los deseos deben ser desafiantes pero realistas, algo que con los recursos existentes se pueda lograr”, aconseja. Ajustar expectativas, por lo tanto, es clave.

Un buen comienzo, sugiere Sharon, es reconocer lo aprendido durante el año y lo que queremos aprender de nosotros mismos durante el que viene. García revela otra contraseña: “centrarse más en el ser que en el tener y el hacer”.

Es fundamental que junto a las ideas de lo que se quiere, se haga una lista de comportamientos y decisiones para enfocarse en aquellos nuevos hábitos que se deben implementar. Es decir, junto al objetivo decretado, hacer una especie de pre-decreto, identificando qué cosas, principios o valores (por ejemplo perseverancia o autodisciplina) tengo que desarrollar para que el camino hacia esa meta se pueda pavimentar.

“Es recomendable escribir las determinaciones con fechas estimadas, con la mayor claridad y realismo posible, incluyendo probables obstáculos y algunos caminos para solventarlos”, agrega Garcia.

Finalmente, Sharon propone “establecer un compromiso y encontrar la motivación interna para lo que se quiere. Porque decretar es fácil, pero comprometernos todos los días para lograr lo que deseamos es el gran desafío”. En esa línea, coincide con esta frase de Carl Jung, fundador de la psicología analítica: “Quien mira hacia afuera, sueña; quien mira hacia adentro, despierta”.

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Tres prioridades en educación: leer, leer y leer.  

Mucho hablamos en educación sobre las brechas en el proceso de aprendizaje. Personalmente, trabajando con universidades en diferentes países, en todas partes es un desafío la nivelación de los nuevos estudiantes, brecha que muchas veces no solo no se logra subsanar, sino que termina por la deserción de estudiantes con bajo rendimiento, alimentando un ciclo de desigualdades, falta de oportunidades y pobreza.  

Pero miremos hacia la educación escolar. Claramente son muchos los desafíos y problemáticas en esta área tan importante y compleja de implementar con calidad. Sin embargo, al igual que una casa se debe construir desde sus cimientos, el proceso de aprendizaje también debe ser así.  

Entonces, consideremos que un alto porcentaje de la población no comprende lo que lee (analfabetismo funcional), y ahora veamos las cifras que muestran que estudiantes de 6, 7, 8 y hasta 9 años aún no saben leer, brecha claramente agudizada por los efectos de la pandemia de covid 19, que se ha tratado de nivelar con priorización curricular, y que sigue arrastrando importantes deficiencias.  

Así, si queremos pensar en las prioridades de política pública en educación, no se hace tan difícil encontrar el camino a recorrer: leer, leer y leer. Finalmente, es la capacidad de la lectoescritura la que habilita el aprendizaje de otras habilidades y conocimientos, tanto en la enseñanza de los primeros ciclos formativos, como también, aquellas habilidades que se espera de los estudiantes de cursos más avanzados.  

Es cierto. La formación docente y los sistemas de evaluación dejan mucho que desear y es algo en que se debe mejorar prontamente. Es verdad que el tema de financiamiento siempre es un asunto sensible, aunque es cosa de darse una vuelta por los establecimientos para percibir la cantidad de recursos perdidos y mal utilizados (tal vez no es falta de recursos, sino la forma en que se están usando).  

Así podríamos enumerar una serie de desafíos. Pero ¿qué tal si los próximos años el foco fuera que cada niño y niña alcance el más alto nivel de lectoescritura? ¿es algo loco? ¿es algo demasiado costoso? 

Las respuestas a estas preguntas las podemos visualizar con cierta facilidad. Si esto se hiciera estaríamos haciendo un nuevo cimiento para capacidades para las generaciones de los próximos 20 años, con más y mejores habilidades de aprendizaje, comunicación y comprensión del mundo que les rodea. No es ni loco ni caro hacerlo, solo falta visión y voluntad política.  

Tal vez si se sacaran los compromisos políticos y las consignas, para poner a las necesidades de las niñas, niños y jóvenes del país en el centro, sería más nítido el camino que se debe seguir. Tal vez, las autoridades podrían guardar la calculadora pequeña que llevan en el bolsillo, para abrir las páginas que encierran un mundo por ser descubierto, para sacar lo mejor de cada estudiante y, con ello, los talentos que construirán el futuro de nuestra sociedad.  

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Experto analiza caso de niño que habla sólo inglés y no encuentra colegio

Leonardo Cid es un niño 10 que ha sorprendido a la comunidad académica y científica de Chile. A través de las noticias se dio a conocer su historia. El menor de edad se desenvuelve desde los cuatro años en inglés, pese a que sus padres no manejan este idioma y jamás se lo enseñaron. Debido a esto, el menor de la familia hoy día enfrenta una dramática situación al no encontrar un colegio bilingüe en el que se pueda sentir cómodo.

En paralelo, un grupo de especialistas lo está evaluando para ver si se trata de un caso de alta capacidad cognitiva. “Mi pequeño necesita un colegio, nada más, eso es lo único que pedimos”, dice su madre a la prensa.

En medio de esta situación, surgió la posibilidad de que se tratara de un caso de Alta Capacidad; es decir, que podría tener capacidades intelectuales potenciadas de carácter innato, en este caso, su increíble desenvolvimiento en el idioma inglés.

Sobre este caso, el fundador y director ejecutivo de HPI InternationalIsaías Sharon, entregó su análisis de lo que está enfrentando este niño de la comuna de Colina y el estado actual del sistema educativo.

“A raíz de esta situación, nos damos cuenta de que nuestro sistema educativo está a años luz o una distancia abismante de desarrollar competencias idiomáticas. Si le preguntamos a los apoderados de cualquier colegio, la mayoría responderá que sus hijos tienen una asignatura de inglés desde la básica o incluso desde la pre-básica, sin embargo, tenemos estudiantes que no tienen un manejo adecuado, ni siquiera cercano de un segundo idioma. Puede que como país nos falten colegios bilingües, pero sin duda, nos falta incorporar el desarrollo de una segunda lengua”, expresó el experto en CHV Noticias Pluto TV.

El psicólogo planteó que si empezamos a hablar con las personas en la calle, nos vamos a dar cuenta que la mayoría de los ciudadanos tienen un manejo insuficiente o nulo del inglés, que es tan necesario y utilizado en el mundo de los negocios.

A nivel de retos del sistema educativo, existen diferentes retos. “Desarrollar una segunda lengua es un desafío en Chile y a nivel mundial. Nuestro sistema educacional es complejo porque atiende una diversidad de personas que es enorme, por lo tanto es un público que tiene necesidades, capacidades y potencialidades muy distintas”, afirmó.

“Por otra parte, en nuestro país los docentes tienen una gran sobrecarga de trabajo, pero también es cierto que a nivel gremial hay un fuerte rechazo a cualquier tipo de evaluación docente y a las mejoras a los estándares de enseñanza para contar con profesores que no solo logren cubrir las necesidades de los estudiantes, sino que tengan las competencias necesarias para hacerlo de manera excepcional”, puntualizó.

Por último, el especialista añadió que existen brechas en materia idiomática que provienen desde el hogar y por eso la educación juega un rol fundamental para nivelar la cancha. Además, destaca que es necesario añadir un sistema de evaluación temprana a los cuerpos docentes usando la tecnología para estos procesos.

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Un año de transformaciones

Llega diciembre de este año y nuevamente nos miramos diciendo “qué rápido pasa el tiempo”, mirando a lo que hicimos y, al menos en mi caso, con la vista fija en los desafíos del hoy hacia el mañana. No obstante, detenernos y hacer ciertos recuentos o reflexiones siempre nos dan la oportunidad de decantar aprendizajes, valorar lo realizado y, desde ahí, calibrar los siguientes pasos de los caminos que queremos recorrer en un futuro próximo.

El año 2012, mientras atravesaba por un cáncer linfático etapa cuatro, creé Smart Coach. Una escuela de formación en coaching, con la que tuve el placer de formar a más de 15.000 personas en 14 países de habla hispana. Tuvimos operaciones directas en Perú, Colombia, Chile y Estados Unidos. Obviamente, que este proyecto tuvo muchos desaciertos, y algunos aciertos que permitieron que durante 10 años cumpliéramos la misión de formar personas que fueran facilitadoras de la transformación humana, con ética, calidad formativa, integridad y efectividad en lo que hacen.

La metodología del coaching integrativo, que se anidó en Smart Coach, no solo dio vida a libros abiertos a todas las personas, sino que llevó una manera de acompañar personas a nuevas latitudes hasta el día de hoy. Tantas cosas importantes de mi vida tienen relación u ocurrieron mientras, de manera incansable, me dejaba por entero en la labor de construir ese proyecto.

Este año 2022, tome la decisión de cerrar ese ciclo, vender una parte importante de Smart Coach y facilitar el proceso para que nuevas personas, experiencias y anhelos, le den forma al futuro de tan linda aventura. Imposible dejar de agradecer a las decenas de personas que trabajaron conmigo en que todo lo que ocurrió, se hiciera posible.

Mientras todo eso pasaba, nacía el año 2015 HPI International, desarrollando tecnologías para el desarrollo humano. Por años fue solo un gasto en la planilla contable y no fueron pocas las veces en que me dijeron “¿para qué seguir perdiendo plata con eso?”. Yo les respondía… “algún día HPI se lo comerá todo y será la fuente de nuestro trabajo y el foco de nuestro tiempo”.

Tuvieron que pasar cinco años para que HPI diera un giro por completo y, en medio de la pandemia del Covid-19, lográramos construir una red de Partners en 32 países, lanzáramos nuevas soluciones para el mundo de la gestión de personas, ayudando a identificar y potenciar el talento humano por medio de la inteligencia artificial y la psicología predictiva.

Fue ese mismo año en que comenzamos a crecer en el sector de educación superior, y durante el segundo semestre de 2022, tomamos la decisión de enfocarnos únicamente a este enorme desafío, ayudando a las instituciones universitarias a atraer, retener y potenciar a sus estudiantes, impactando en la sostenibilidad, calidad e impacto que estas instituciones generan en todo el mundo. Así, pasamos de HPI International a HPI One, una suite integrada con soluciones pensadas para apoyar al mundo entero, en este enorme desafío de formar a los técnicos y profesionales para una nueva era de la humanidad.

Fue cosa de meses, junto a un equipo comprometido y ágil, que dimos un giro importante. Esta definición no solo nos abrió un horizonte más claro hacia el futuro y nos da foco en nuestra labor, sino que también nos ayudó a buscar un espacio adecuado a todo lo que hemos creado.

De esa forma, en tan solo unas semanas más, al iniciar este año 2023, todo lo que desarrollamos durante años para el mundo de gestión de personas, tendrá un nuevo hogar llamado: HRX Talent, una nueva compañía con sede en Estados Unidos, que ayudará a las áreas de recursos humanos a identificar y potenciar el talento humano.

Asimismo, han surgido nuevos caminos, como es Meetify, otra compañía que ha nacido al alero de HPI (así como ésta lo hizo gracias a Smart Coach), que hace que las instancias de networking profesional sean una experiencia realmente única, efectiva y estratégica.

Las personas que han trabajado conmigo durante todos estos años, saben que cuando inicio una frase con “estuve pensando” o “¿qué pasaría sí?” es posible que tomemos un nuevo rumbo. Pero ha sido esta capacidad de innovar con vistas al futuro y no a la facturación de fin de mes, lo que ha generado millones de dólares, compañías sostenibles, confiables y que crecen, incluso en tiempos turbulentos.

Para 2023 ya tenemos una agenda repleta de nuevos desarrollos tecnológicos, viajes, aprendizajes y desafíos. No me cabe dudas que será un viaje con aprendizajes en cada jornada, para ser mejores seres humanos (que para mí es lo principal), y edificar la vida de otras personas por medio de nuestro trabajo, honrando nuestra capacidad creativa, los talentos recibidos y la misión que cada persona ha de estar cumpliendo en este recorrido de vivir.

Ya soñamos con cómo ha de ser el futuro, el que traerá tantos nuevos caminos, modificaciones y cosas nuevas. Algunos compañeros de esta aventura sé que seguirán ahí, otros tomarán nuevos desafíos y sus propios caminos, como es la vida misma. Lo importante, creo yo, es seguir evolucionando en nuestro carácter, calidad humana y capacidad de transformar el mundo para mejor.

Que gran 2022 he tenido. Gracias a todas las personas que han formado parte de él, en especial a mi amada familia. Mi esposa Barbra y mis hijos Matías y Emma, que es la principal empresa de todas, la de amarnos, cuidarnos y motivarnos a sacar todo eso que Dios ha puesto en nosotros.