La mayoría de las personas dicen querer cambios, ya sea en el ambito político, social, económico, en sus relaciones laborales o en sus vínculos familiares. Los seres humanos, pareciera ser, somos unos eternos insatisfechos que queremos que las cosas sean diferentes.
Esta búsqueda constante de cambio ha ayudado a nuestra inquieta capacidad creativa que nos permite moldear el mundo que nos rodea y construir en lo cotidiano, aquello que antes eran solo ideas.
No obstante, también este deseo de cambio externalizado que pareciera reinar por estos tiempos, nos quita de algo que es fundamental: hacernos cargo de nuestro propio cambio.
Cuando queremos cambiar lo que está fuera de nosotros, sin modificarnos nosotros mismos, entonces estamos en el anhelo que usualmente lleva a la frustración, la rabia y la desilución. Quiero que mi pareja cambie, que mi jefe cambie, que el gobierno cambie, que la economía cambie, etc, etc, etc.
Pero ¿y tú? ¿quieres cambiar? ¿qué quieres cambiar? No existe real transformación sin mirarnos en el interior y trabajar sobre nuestras propias brechas de habilidades, de competencias, de consciencia, etc.
Cuando revisamos lo que se plantea desde las líneas de autoliderazgo, lo que encontramos una y otra vez, es esta idea de que antes de conducir a otras personas y lograr el cambio o la inspiración, debemos construir el proceso y las habilidades para gobernar nuestras ideas, emociones, hábitos y la vida en general. Quien no gobierna su propia vida no está en condiciones de cambiar al mundo, al menos no de hacerlo de forma virtuosa.
La virtud es un concepto que espero desarrollar en otro artículo futuro, ya que es algo perdido en estos tiempos, olvidado e incluso devaluado.
Pero si volvemos a la idea principal de este texto, es que necesitamos mirar dentro, trabajar primeramente con nosotros y dejar de esperar que el cambio lo haga el resto y venga desde otro lugar.
Por cierto que existen muchas cosas que deben mejorar, pero para transformarlas debes tú también colaborar, y para aportar de forma efectiva, debes estar en condiciones de hacerlo, es decir, trabajar primero en ti.
Así que te invito a pensar. ¿qué cambio quieres hacer en ti? ¿qué quieres aprender que aún no logras hacer bien? todo en la vida es aprendizaje y por medio de éste se pavimenta el camino a la plenitud que tanto añoramos.